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interés o entusiasmo hacia las actividades,
acompañada de frustración. En el ámbito de la
educación física, la motivación adquiere un
papel crucial, ya que influye directamente en el
nivel de compromiso y esfuerzo de los
estudiantes. Como componente central, la
motivación orienta a los individuos hacia
propósitos y metas concretas, siendo esencial en
actividades tanto laborales como académicas,
científicas o deportivas (Mendelsohn, 2001).
La motivación, de acuerdo con la Teoría de la
Autodeterminación (TAD) propuesta por Deci,
& Ryan (2000) se estructura en tres categorías
principales: Motivación Intrínseca (MI),
Motivación Extrínseca (ME) y motivación. La
MI se caracteriza por la realización de
actividades debido al disfrute y satisfacción
personal que generan, sin necesidad de
influencias externas. Según (Méndez-Giménez
et al., 2013) esta forma de motivación impulsa
comportamientos adaptativos a nivel cognitivo,
emocional y conductual, lo que contribuye
significativamente al desempeño y la
satisfacción personal, por otra parte,
investigaciones posteriores como Charchaoui et
al. (2017) han ampliado este marco teórico,
explorando cómo estas dinámicas influyen en
diversos contextos y en el desarrollo integral de
las personas. Según la Teoría de la
Autodeterminación (TAD) propuesta por Ryan
y Deci (2000) la motivación intrínseca se puede
descomponer en tres dimensiones clave. La
primera es la motivación intrínseca de
conocimiento, que surge del disfrute asociado al
aprendizaje y la exploración, motivando la
práctica deportiva para satisfacer la curiosidad
o adquirir un entendimiento más profundo. La
segunda es la motivación intrínseca de
estimulación, impulsada por el deseo de
experimentar sensaciones gratificantes o
emociones positivas que se derivan de la
actividad. Finalmente, está la motivación
intrínseca de logro, que se centra en el impulso
para mejorar habilidades, superar desafíos y
alcanzar un progreso personal dentro del
deporte, las investigaciones de los autores
Carrasco et al., (2015); Fernández y Silveira,
(2012) destacan que el Impulso externo
proviene de factores externos y se define como
un impulso generado por incentivos externos
para llevar a cabo una acción. Este tipo de
motivación puede manifestarse en distintos
niveles: Regulación integrada Implica una
internalización completa en la que las conductas
no solo son reconocidas por su valor, sino
también integradas de manera coherente con
otros aspectos personales, como metas, valores
y necesidades, Regulación identificada Se
enfoca en el reconocimiento de los beneficios
del ejercicio físico y el impacto positivo que
tiene su práctica, Regulación introyectada Se
caracteriza por comportamientos influenciados
por la sensación de culpa u obligación,
motivados por un deseo de cumplir con
expectativas personales o sociales. Regulación
externa las acciones están determinadas por
estímulos externos o demandas impuestas por
otras personas, como recompensas o sanciones.
La desmotivación representa la ausencia total
de intención o propósito, lo que genera un
alejamiento de cualquier tipo de motivaciones.
(Moreno-Murcia, Sicilia, et al,.2014), indicaron
que la falta de entusiasmo reflejaba la atención
de un propósito claro para involucrarse en una
actividad determinada. Con base en este
planteamiento, dichas variables también fueron
analizadas en el contexto de la Educación Física
por investigadores como (Cera et al., 2015;
Espinoza y Heredia, 2021; Usán y Salavera,
2018). De igual forma, se investigan en el
ámbito deportivo, mostrando resultados
consistentes con los reportados en trabajos de
(Almagro et al., 2011; Balaguer et al., 2008;
Freire, 2016). En relación con la intención de
mantener activos esenciales, se evidencia como
el objetivo expresado a los adolescentes para