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déficits institucionales y lógicas de innovación
episódicas que dificultan convertir los avances
tecnológicos en mejoras sustantivas del derecho
a la educación superior. Como señalan Ríos y
Gutiérrez (2024), “los indicadores deben leerse
como síntomas de un sistema en transición,
donde las cifras de conectividad o matrícula
pueden ocultar profundas desigualdades en la
experiencia educativa” (p. 78). La clave, por
tanto, no es solo cuantificar el cambio, sino
cualificar su impacto en términos de inclusión,
pertinencia y sostenibilidad.
Estudio del caso de Ecuador: contexto del
sistema de educación superior ecuatoriano
El sistema de educación superior en Ecuador ha
transitado por un proceso de reforma estructural
desde la promulgación de la Ley Orgánica de
Educación Superior (LOES) en 2010, la cual
fue actualizada en 2018. Esta ley redefinió el
papel del Estado en la regulación, planificación
y aseguramiento de la calidad, estableciendo un
modelo de gobernanza centralizada a través de
organismos como el Consejo de Educación
Superior (CES) y la Secretaría de Educación
Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación
(Senescyt) (CES, 2023; LOES, 2018).
Según Ruiz y Vásquez (2021), "la LOES supuso
una ruptura con el modelo de autonomía sin
control que predominó hasta 2008, dando paso
a un régimen más técnico y orientado a
estándares de calidad e inclusión" (p. 105). Esto
implicó la creación del CEAACES, luego
transformado en el CEAACES-CACES, para
evaluar y acreditar a las instituciones de
educación superior, lo que impulsó procesos de
mejora académica, aunque también generó
tensiones con las universidades por la
percepción de excesiva centralización (Paredes
& Carrión, 2022). En respuesta a la pandemia
por COVID-19, el gobierno ecuatoriano
impulsó una serie de medidas para digitalizar la
enseñanza superior. Entre 2020 y 2022, la
Senescyt promovió el Plan Nacional de
Continuidad Educativa, orientado a garantizar
la permanencia y conectividad de los
estudiantes, especialmente en zonas rurales. No
obstante, informes técnicos señalan que "solo el
48 % de las instituciones de educación superior
contaban con plataformas virtuales estables y
personal capacitado en pedagogía digital"
(Senescyt, 2022, p. 17). Adicionalmente, la
política pública ha incorporado conceptos de
innovación disruptiva a través de programas de
investigación e innovación como el Fondo de
Innovación Académica (FIA) y el fomento a
carreras STEAM, aunque con limitaciones
presupuestarias y baja articulación
interinstitucional (Molina & Espinoza, 2023). A
esto se suma la incipiente promoción de
modelos híbridos, que aún no han sido
formalizados en la normativa, lo que genera un
vacío en términos de evaluación y
reconocimiento académico.
Uno de los principales desafíos estructurales del
sistema ecuatoriano es la persistente brecha
digital, especialmente entre estudiantes
indígenas y rurales. De acuerdo con datos del
INEC (2023), solo el 36 % de hogares rurales
tiene acceso a internet, lo que limita la equidad
en el acceso a la educación superior digital. Esta
limitación se agrava por el bajo nivel de
inversión en tecnología educativa (menos del
0,4 % del PIB), situación que contrasta con
países vecinos como Chile o Colombia (OCDE,
2023). Asimismo, se mantiene una tensión entre
la autonomía universitaria y la regulación
estatal. Como advierten Torres y Molina
(2022), "el marco regulatorio ecuatoriano
privilegia la planificación central sobre la
innovación local, reduciendo el margen de
acción de las universidades para adaptar sus
modelos educativos a contextos específicos" (p.
88). Dentro de los ejemplos a citar, se encuentra
la Universidad Yachay Tech, fundada en 2014
como parte del proyecto de Ciudad del
Conocimiento, representa un modelo disruptivo
dentro del sistema público ecuatoriano. Su
propuesta pedagógica se basó desde el inicio en
la enseñanza intensiva de ciencias duras (física,
química, matemáticas), con un currículo
diseñado por académicos internacionales, con
fuerte énfasis en inglés como lengua vehicular
y la investigación temprana (Senescyt, 2015).
Según Valverde et al. (2021), “Yachay Tech
constituye un experimento inédito en Ecuador