Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 6.1
Edición Especial II 2025
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EL IMPACTO DE LAS AULAS MULTISENSORIALES EN EL DESARROLLO
COGNITIVO Y EMOCIONAL DE LOS NIÑOS DE 0 A 5 AÑOS
THE IMPACT OF MULTISENSORY CLASSROOMS ON THE COGNITIVE AND
EMOTIONAL DEVELOPMENT OF CHILDREN AGED 0 TO 5 YEARS
Autores: ¹Jefferson Aurelio Flor Montecé, ²Lorena Marielisa González Granda y ³Alexandra
Cecilia Astudillo Cobos.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0000-0001-5758-9264
²ORCID ID: https://orcid.org/0000-0001-8597-1006
³ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-7359-6867
¹E-mail de contacto: jflorm@unemi.edu.ec
²E-mail de contacto: lgonzalezg3@unemi.edu.ec
³E-mail de contacto: aastudilloc@unemi.ec
Afiliación:¹*²*³*Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
Articulo recibido: 1 de Marzo del 2025
Articulo revisado: 3 de Marzo del 2025
Articulo aprobado: 30 de Julio del 2025
¹Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social graduado de la Universidad de Guayaquil (Ecuador). Posee un masterado en Diseño
Curricular graduado de la Universidad de Guayaquil (Ecuador). Posee un doctorado de la Universidad Cesar Vallejo, (Perú).
²Licenciada en Ciencias de la Educación mención Educadores de Párvulos graduada de la Universidad de Guayaquil (Ecuador). Posee un
masterado en Administración de la Educación graduada de la Universidad César Vallejo (Perú). Doctorante en Ciencias de la Educación
con énfasis en Educación Pedagogía en la Universidad de Panamá (Panamá).
³Licenciada en Ciencias de la Educación en la especialización de Comercio y Administración graduada de la Universidad de Guayaquil,
(Ecuador). Magister en Desarrollo Educativo otorgado por la Universidad de Guayaquil, (Ecuador).
Resumen
El presente estudio tiene como objetivo
analizar el impacto de las aulas
multisensoriales en el desarrollo cognitivo y
emocional de niños de 0 a 5 años en
instituciones educativas del cantón Milagro,
Ecuador. La investigación se desarrolló bajo un
enfoque mixto, combinando un diseño cuasi
experimental con pretest y postest,
complementado con observación estructurada
y entrevistas semiestructuradas a los docentes
responsables. La muestra estuvo conformada
por 160 niños y 6 docentes, seleccionados de
manera intencional considerando diversidad
sociocultural y disponibilidad de
infraestructura compatible con la
implementación multisensorial. La
intervención se ejecutó durante cuatro
semanas, distribuidas en 12 sesiones, en las que
los niños participaron en actividades diseñadas
para estimular simultáneamente los sentidos
visual, auditivo, táctil y kinestésico. Para la
recolección de datos se aplicaron pruebas
cognitivas, registros de observación
socioemocional y el instrumento CHASO, lo
que permitió evaluar indicadores como
atención, memoria de trabajo, autorregulación
emocional, expresión afectiva e interacción
social positiva. Los resultados cuantitativos
evidenciaron un aumento significativo en los
puntajes postest de los indicadores cognitivos y
socioemocionales, mientras que los hallazgos
cualitativos reflejaron mejoras en la
motivación, la autorregulación conductual y la
interacción con los pares. La discusión vincula
estos hallazgos con teorías de desarrollo
infantil y evidencia previa sobre la eficacia de
los entornos multisensoriales. En conclusión,
las aulas multisensoriales representan una
estrategia pedagógica innovadora que
contribuye al aprendizaje significativo y al
bienestar emocional en la primera infancia, y
cuya implementación sistemática podría
reducir brechas educativas en contextos
locales.
Palabras clave: Aulas multisensoriales,
Desarrollo cognitivo, Desarrollo emocional.
Abstract
The present study aims to analyze the impact of
multisensory classrooms on the cognitive and
emotional development of children aged 0 to 5
years in educational institutions in the Milagro
canton of Ecuador. The research was conducted
using a mixed-method approach, combining a
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quasi-experimental design with a pretest and
posttest, complemented by structured
observation and semi-structured interviews
with the teachers in charge. The sample
consisted of 160 children and 6 teachers,
intentionally selected considering sociocultural
diversity and the availability of infrastructure
compatible with multisensory implementation.
The intervention was implemented over four
weeks, distributed across 12 sessions, in which
children participated in activities designed to
simultaneously stimulate the visual, auditory,
tactile, and kinesthetic senses. Data collection
included cognitive tests, socioemotional
observation logs, and the CHASO instrument,
which allowed for the assessment of indicators
such as attention, working memory, emotional
self-regulation, affective expression, and
positive social interaction. The quantitative
results showed a significant increase in post-
test scores on cognitive and socio-emotional
indicators, while the qualitative findings
reflected improvements in motivation,
behavioral self-regulation, and peer interaction.
The discussion links these findings with child
development theories and previous evidence on
the effectiveness of multisensory
environments. In conclusion, multisensory
classrooms represent an innovative
pedagogical strategy that contributes to
meaningful learning and emotional well-being
in early childhood, and whose systematic
implementation could reduce educational gaps
in local contexts.
Keywords: Multisensory classrooms,
Cognitive development, Emotional
development.
Sumário
O presente estudo tem como objetivo analisar o
impacto de salas de aula multissensoriais no
desenvolvimento cognitivo e emocional de
crianças de 0 a 5 anos em instituições
educacionais no cantão de Milagro, Equador. A
pesquisa foi conduzida utilizando uma
abordagem de método misto, combinando um
delineamento quase experimental com um pré-
teste e pós-teste, complementado por
observação estruturada e entrevistas
semiestruturadas com os professores
responsáveis. A amostra foi composta por 160
crianças e 6 professores, selecionados
intencionalmente considerando a diversidade
sociocultural e a disponibilidade de
infraestrutura compatível com a
implementação multissensorial. A intervenção
foi implementada ao longo de quatro semanas,
distribuídas em 12 sessões, nas quais as
crianças participaram de atividades projetadas
para estimular simultaneamente os sentidos
visual, auditivo, tátil e cinestésico. A coleta de
dados incluiu testes cognitivos, registros de
observação socioemocional e o instrumento
CHASO, que permitiu a avaliação de
indicadores como atenção, memória de
trabalho, autorregulação emocional, expressão
afetiva e interação social positiva. Os
resultados quantitativos mostraram um
aumento significativo nas pontuações pós-teste
em indicadores cognitivos e socioemocionais,
enquanto os resultados qualitativos refletiram
melhorias na motivação, autorregulação
comportamental e interação com os pares. A
discussão vincula esses resultados às teorias do
desenvolvimento infantil e a evidências
anteriores sobre a eficácia de ambientes
multissensoriais. Em conclusão, salas de aula
multissensoriais representam uma estratégia
pedagógica inovadora que contribui para a
aprendizagem significativa e o bem-estar
emocional na primeira infância, e cuja
implementação sistemática pode reduzir as
lacunas educacionais em contextos locais.
Palavras-chave: Salas de aula
multissensoriais, Desenvolvimento cognitivo,
Desenvolvimento emocional.
Introducción
En la actualidad, la educación inicial es
reconocida no solo como la primera etapa del
sistema educativo formal, sino también como
un período esencial en el que se consolidan los
cimientos del desarrollo integral del ser
humano. Durante los primeros cinco años de
vida, el cerebro infantil experimenta un
crecimiento sin precedentes, caracterizado por
una elevada plasticidad neuronal que permite la
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formación de conexiones sinápticas
fundamentales para el aprendizaje, la
autorregulación, el pensamiento y la
afectividad. Esta etapa constituye una ventana
crítica en la que las experiencias del entorno
moldean directamente la arquitectura cerebral y
configuran patrones de respuesta emocional y
cognitiva que perdurarán a lo largo de la vida
(Shonkoff & Phillips, 2000). En este contexto,
las estrategias pedagógicas orientadas a
enriquecer los estímulos que recibe el niño
cobran vital importancia. Las aulas
multisensoriales, concebidas como entornos
educativos especialmente diseñados para
activar simultáneamente diversos canales
sensoriales, se presentan como una herramienta
poderosa para potenciar el desarrollo global del
niño desde una perspectiva holística e inclusiva.
El enfoque multisensorial parte de la premisa de
que los niños aprenden más y mejor cuando
interactúan con su entorno utilizando múltiples
sentidos al mismo tiempo, lo cual facilita la
retención de información, la comprensión de
conceptos abstractos y la consolidación de
habilidades. En las aulas multisensoriales, los
estímulos visuales, auditivos, táctiles, olfativos
y kinestésicos se integran de manera armónica
para proporcionar experiencias de aprendizaje
significativas y placenteras. Según Sousa
(2016), el aprendizaje multisensorial activa
diferentes regiones del cerebro, lo que
incrementa la probabilidad de almacenamiento
a largo plazo de la información procesada y
favorece una comprensión más profunda del
contenido. Estas aulas están equipadas con
materiales que van desde luces de colores,
sonidos envolventes, texturas variadas,
elementos móviles y objetos con aromas
específicos, hasta tecnologías interactivas, todo
ello dispuesto para fomentar la curiosidad, la
exploración activa y la regulación emocional.
De esta manera, el aula se transforma en un
espacio dinámico que respeta el ritmo
individual del niño y promueve el aprendizaje a
través del juego, el descubrimiento y la
experiencia directa.
Investigaciones recientes han documentado que
los entornos multisensoriales tienen efectos
positivos en el desarrollo de funciones
cognitivas superiores como la atención
sostenida, la memoria de trabajo, la percepción
sensorial, el lenguaje expresivo y la
organización del pensamiento, especialmente
cuando se aplican de manera sistemática en
niños de edad preescolar (Arévalo & Fernández,
2019). La combinación de estímulos sensoriales
cuidadosamente planificados favorece la
integración perceptiva y permite que el niño
genere asociaciones más estables y
significativas entre los conceptos que aprende.
Además, se ha observado que este tipo de
entornos favorece la disminución de
comportamientos disruptivos, el aumento de la
motivación intrínseca y la mejora de la
disposición hacia el aprendizaje formal, lo cual
es fundamental para establecer una base sólida
en el tránsito hacia la educación básica. La
literatura también destaca que los beneficios no
se limitan a niños con necesidades especiales,
sino que pueden ser igualmente efectivos en
poblaciones escolares regulares, al promover
estilos de aprendizaje diferenciados y atender la
diversidad desde un enfoque inclusivo.
Sin embargo, en contextos latinoamericanos y
particularmente en Ecuador, la implementación
de aulas multisensoriales aún se encuentra en
una fase incipiente, limitada muchas veces por
restricciones presupuestarias, falta de
formación docente especializada y ausencia de
políticas educativas que promuevan
activamente su adopción. A pesar de que el
Ministerio de Educación ha establecido
lineamientos generales sobre la inclusión y la
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atención a la diversidad, la incorporación de
entornos multisensoriales en las instituciones
públicas de educación inicial es aún escasa y
muchas veces depende de iniciativas aisladas o
de proyectos impulsados por docentes
innovadores o fundaciones privadas (Ministerio
de Educación del Ecuador, 2020). Esta realidad
representa una oportunidad, pero también un
reto para el sistema educativo, que debe avanzar
hacia una infraestructura pedagógica capaz de
responder a las necesidades cognitivas,
emocionales y sensoriales de los niños en la
primera infancia, especialmente en ciudades
intermedias como Milagro, donde el acceso a
recursos educativos diferenciados sigue siendo
desigual.
Desde una perspectiva pedagógica, las aulas
multisensoriales encuentran sustento teórico en
modelos como el aprendizaje significativo de
Ausubel (1983), quien sostiene que el
conocimiento es verdaderamente adquirido
cuando puede relacionarse de manera sustantiva
y no arbitraria con lo que el alumno ya sabe. Las
experiencias sensoriales no solo enriquecen el
contenido de los aprendizajes, sino que también
los vinculan emocionalmente, lo que facilita su
evocación y transferencia a otros contextos.
Asimismo, este enfoque dialoga con la teoría
del desarrollo cognitivo de Piaget (1970), quien
subraya la importancia de la manipulación de
objetos y la acción sobre el entorno como
mecanismos fundamentales para la
construcción del pensamiento en las etapas
iniciales del desarrollo. En la etapa sensorio-
motriz y preoperacional, los niños necesitan
experimentar el mundo a través del cuerpo, y los
estímulos sensoriales bien estructurados pueden
convertirse en mediadores poderosos del
aprendizaje.
En el plano emocional, las aulas
multisensoriales ofrecen beneficios que van
más allá de lo académico, pues contribuyen de
manera significativa a la formación de una
estructura afectiva estable, segura y positiva en
los niños. La exposición a entornos
sensorialmente ricos, pero cuidadosamente
regulados, permite al niño expresar emociones,
reducir niveles de ansiedad y establecer
vínculos emocionales con los adultos y con sus
pares. Según Gómez y Ortega (2017), estos
espacios actúan como escenarios terapéuticos
en los cuales se favorece el desarrollo de
habilidades socioemocionales como la empatía,
el autocontrol, la tolerancia a la frustración y la
autorregulación conductual. Estas habilidades
son indispensables no solo para la convivencia
armónica en la escuela, sino también para el
desarrollo del sentido de identidad y
pertenencia en la infancia temprana, lo cual
impacta directamente en la calidad del
aprendizaje y en la adaptación escolar futura.
Frente a este panorama, resulta pertinente
plantear un estudio que analice el impacto que
tiene la implementación de aulas
multisensoriales en el desarrollo cognitivo y
emocional de niños entre 0 y 5 años. Esta
investigación se fundamenta en la necesidad de
contar con evidencias empíricas locales que
respalden la eficacia de estas estrategias
pedagógicas, y que sirvan como insumo para la
toma de decisiones en políticas públicas y
prácticas docentes. Al tratarse de una etapa
crítica del desarrollo humano, es prioritario
implementar intervenciones basadas en
evidencia que garanticen la estimulación
adecuada, el aprendizaje activo y el bienestar
emocional del niño. Esta necesidad se hace aún
más relevante en contextos urbanos con
diversidad sociocultural como la ciudad de
Milagro, donde el acceso a entornos educativos
innovadores podría marcar una diferencia
sustancial en la trayectoria educativa y personal
de los niños.
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En este sentido, el presente artículo científico
tiene como propósito central analizar, desde un
enfoque mixto, el impacto de las aulas
multisensoriales en el desarrollo cognitivo y
emocional de niños de 0 a 5 años, en
instituciones educativas del cantón Milagro. Se
parte de la hipótesis de que una intervención
multisensorial estructurada, aplicada durante un
período determinado, favorece la mejora de
indicadores cognitivos como la atención, la
memoria, la comprensión verbal, y de
indicadores emocionales como la
autorregulación, la expresión afectiva y la
interacción social positiva. A través del análisis
de datos cuantitativos y cualitativos, se espera
aportar conocimiento relevante que sustente la
pertinencia de las aulas multisensoriales como
parte esencial de la educación inicial
contemporánea. Así, el estudio se posiciona
como una propuesta de innovación educativa
basada en la evidencia, orientada a fortalecer la
calidad del aprendizaje en la primera infancia,
desde una mirada integral, inclusiva y
contextualizada.
El desarrollo cognitivo y emocional durante la
primera infancia constituye una etapa esencial
para la construcción integral del individuo, dado
que en este período se establece la base neuronal
sobre la cual se edificarán los procesos mentales
superiores. Las investigaciones en neurociencia
han demostrado que el cerebro de los niños
entre 0 y 5 años es especialmente plástico, lo
que significa que responde con gran
sensibilidad a los estímulos del entorno,
consolidando conexiones sinápticas clave para
la memoria, la atención y la comprensión del
lenguaje. Shonkoff y Phillips (2000) afirman
que esta plasticidad cerebral es altamente
dependiente de la calidad del ambiente y de las
experiencias vividas, razón por la cual el
entorno educativo debe estructurarse para
maximizar el desarrollo. En este contexto, el
papel de los ambientes multisensoriales se
vuelve central, ya que permiten una
estimulación rica, organizada y adaptada al
ritmo evolutivo del niño. Así, el diseño de
entornos pedagógicos debe trascender la mera
transmisión de contenidos y convertirse en una
experiencia sensorial integral.
Marco teórico
Las aulas multisensoriales son espacios
especialmente preparados para ofrecer
estímulos visuales, auditivos, táctiles, olfativos
y kinestésicos de forma controlada, variada y
coherente con los objetivos del desarrollo
infantil. Estos ambientes están pensados para
activar simultáneamente varios sistemas
sensoriales, lo que facilita la codificación y
retención de la información, además de
fomentar la exploración autónoma y la
curiosidad natural del niño. Sousa (2016)
destaca que el aprendizaje multisensorial
fortalece las conexiones neuronales y mejora
significativamente la atención sostenida, el
procesamiento de información y la memoria de
trabajo. Al integrar elementos como luces
suaves, música, texturas, aromas y materiales
manipulables, estos espacios ofrecen un entorno
óptimo para la adquisición de competencias
cognitivas y emocionales. Además, la
multisensorialidad genera placer y seguridad,
condiciones esenciales para que el niño se
involucre emocionalmente en el aprendizaje.
Desde la teoría del constructivismo, el
aprendizaje se considera un proceso activo en el
que el niño construye conocimiento a través de
la interacción con su entorno y con los objetos
que manipula. Piaget (1970) argumentó que, en
la etapa sensorio-motriz, el niño aprende
mediante la acción directa, mientras que en la
etapa preoperacional, desarrolla la capacidad de
representación simbólica a partir de su
experiencia concreta. En esta línea, los entornos
educativos deben proporcionar al niño
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materiales diversos y oportunidades constantes
de manipulación, exploración y
descubrimiento, aspectos que se potencian en
las aulas multisensoriales. Además, la
experiencia sensorial concreta facilita la
comprensión de conceptos abstractos a través
de anclajes perceptuales, fortaleciendo el
pensamiento lógico y la capacidad de resolver
problemas. Por tanto, la multisensorialidad no
es un recurso complementario, sino una
necesidad pedagógica en la educación inicial.
Complementando la visión de Piaget, Vygotsky
(1978) enfatizó el carácter social del
aprendizaje, proponiendo que este ocurre en la
zona de desarrollo próximo mediante la
mediación del adulto o de otros pares más
avanzados. La estimulación sensorial guiada y
contextualizada dentro de un ambiente
multisensorial permite al niño avanzar desde lo
que puede hacer con ayuda hacia lo que es capaz
de realizar de forma autónoma. En estos
espacios, el lenguaje, los afectos y los sentidos
interactúan en una experiencia pedagógica
completa, donde el docente actúa como
facilitador de aprendizajes significativos. Así, la
multisensorialidad se articula con la mediación
pedagógica y el vínculo emocional como
elementos centrales del desarrollo. Esto permite
que los niños no solo aprendan contenidos, sino
también habilidades sociales, lenguaje
expresivo y regulación emocional en un entorno
afectivo y estimulante. Las aulas
multisensoriales también responden a la
diversidad de estilos de aprendizaje, lo que las
convierte en espacios inclusivos y adaptables.
Dunn y Dunn (1993) sostienen que cada
persona tiene formas preferentes de procesar la
información (visual, auditiva, kinestésica, etc.)
y que el aprendizaje mejora cuando se respetan
estas preferencias. En los niños pequeños, estas
modalidades aún están en formación, por lo que
ofrecer una variedad sensorial fomenta el
desarrollo equilibrado de todos los canales de
percepción. Además, las aulas multisensoriales
permiten detectar con mayor precisión las
fortalezas y necesidades de cada niño, ajustando
las estrategias pedagógicas de forma más eficaz.
Esta flexibilidad es coherente con los principios
del Diseño Universal para el Aprendizaje
(CAST, 2018), que aboga por eliminar barreras
y diversificar los medios de acceso y expresión
del conocimiento.
Los beneficios de estos entornos no solo son
cognitivos, sino también emocionales, pues
proporcionan un espacio seguro que promueve
la relajación, la calma y el bienestar. Gómez y
Ortega (2017) explican que los ambientes con
estimulación sensorial controlada ayudan a
reducir la ansiedad infantil, favorecen el
autocontrol y fortalecen la autoestima y la
empatía. Este tipo de experiencia también
favorece la formación de vínculos afectivos
positivos entre los niños y sus docentes, creando
un clima emocional propicio para el
aprendizaje. Asimismo, el contacto con
diferentes estímulos permite a los niños
identificar sus propias emociones y aprender a
expresarlas adecuadamente. En este sentido, la
multisensorialidad no solo potencia el
desarrollo intelectual, sino que promueve un
crecimiento emocional saludable. La evidencia
empírica demuestra que los beneficios de las
aulas multisensoriales se extienden también a
niños con necesidades educativas especiales,
quienes encuentran en estos espacios
oportunidades para su integración. Martínez y
López (2015) subrayan que los niños con
autismo, trastornos sensoriales o retrasos
madurativos pueden beneficiarse enormemente
de entornos donde los estímulos se presentan de
manera gradual, predecible y ajustada a sus
capacidades. Al ofrecer experiencias adaptadas,
estos espacios facilitan la interacción social, la
atención compartida y la regulación conductual.
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Sin embargo, los efectos positivos de la
multisensorialidad no se limitan a esta
población, sino que benefician a todos los niños
al ofrecer un entorno rico, flexible y motivador.
Por ello, las aulas multisensoriales deben
entenderse como una estrategia educativa
universal.
Los enfoques pedagógicos contemporáneos han
reconocido la importancia del entorno como un
componente esencial del aprendizaje. Modelos
como Montessori, Reggio Emilia y Waldorf
consideran al ambiente como un “tercer
maestro” que educa a través de su organización,
estética y materiales disponibles (Edwards,
2002). Estos enfoques coinciden en valorar la
experiencia sensorial, el juego libre, la
autonomía y el respeto por el ritmo del niño,
principios plenamente compatibles con las aulas
multisensoriales. En consecuencia, la
multisensorialidad no representa una novedad
pedagógica aislada, sino una prolongación
actualizada y científicamente respaldada de
propuestas centradas en el niño. Esto confirma
su valor dentro de un modelo educativo integral,
basado en la neurociencia, la afectividad y el
respeto a la diversidad. El rol del docente en
estos entornos es clave, ya que no basta con
contar con una infraestructura multisensorial: es
necesaria una planificación didáctica
intencionada y una formación específica. Mora
(2017) plantea que el educador debe poseer
conocimientos sobre neurodesarrollo infantil,
principios de integración sensorial y estrategias
para evaluar el impacto de las actividades.
Además, debe ser capaz de observar, interpretar
y adaptar su práctica a las respuestas
emocionales y cognitivas de los niños,
manteniendo una actitud flexible, empática y
reflexiva. La capacitación continua y el trabajo
colaborativo con familias y especialistas son
factores que potencian el uso eficaz de estos
espacios. En este sentido, el aula multisensorial
no reemplaza al docente, sino que amplifica su
capacidad pedagógica.
En el caso del Ecuador, y particularmente en
ciudades como Milagro, la implementación de
aulas multisensoriales representa un desafío,
pero también una gran oportunidad. Aunque
existen experiencias aisladas impulsadas por
iniciativas privadas o instituciones con enfoque
inclusivo, aún falta una política educativa clara
que promueva su incorporación sistemática en
la educación inicial (Ministerio de Educación
del Ecuador, 2020). Generar evidencia local
sobre su impacto permitiría sustentar propuestas
normativas y políticas públicas que promuevan
su expansión. Asimismo, su aplicación puede
contribuir a cerrar brechas de acceso, mejorar la
calidad educativa y fomentar una cultura
institucional más sensible, innovadora y
centrada en el bienestar infantil. En resumen, las
aulas multisensoriales tienen el potencial de
transformar profundamente la educación inicial
en el país, siempre que su implementación sea
acompañada de una planificación pedagógica
rigurosa y una evaluación científica continua.
Metodología
La presente investigación se desarrolló bajo un
enfoque metodológico mixto, integrando
elementos cuantitativos y cualitativos con el
propósito de obtener una comprensión integral
del impacto que tienen las aulas
multisensoriales en el desarrollo cognitivo y
emocional de los niños en la primera infancia.
Desde el plano cuantitativo, se aplicó un diseño
cuasi experimental con pretest y postest sin
grupo control, lo que permitió evaluar los
cambios en las variables cognitivas y
emocionales antes y después de la intervención.
Desde la perspectiva cualitativa, se
incorporaron cnicas como la observación
participante y entrevistas semiestructuradas a
docentes, con el objetivo de profundizar en la
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experiencia subjetiva de los actores implicados.
La triangulación metodológica buscó no solo
fortalecer la validez de los resultados, sino
también enriquecer la interpretación de los
hallazgos desde una mirada holística y
contextualizada.
La población del estudio estuvo constituida por
niños de entre 0 y 5 años pertenecientes a
instituciones educativas del cantón Milagro,
Ecuador, durante el período académico 2024-
2025 CI. La muestra, seleccionada mediante
muestreo no probabilístico de tipo intencional,
incluyó a 160 niños y 6 docentes de nivel inicial.
La selección de los participantes se basó en
criterios como la disposición institucional para
implementar el aula multisensorial, la
existencia de condiciones básicas de
infraestructura y la autorización por parte de las
familias. Esta muestra permitió garantizar la
diversidad sociocultural, representando tanto
zonas urbanas como periféricas del cantón, lo
cual favorece la generalización de los resultados
a contextos similares.
Los instrumentos utilizados para la recolección
de datos fueron validados por un comité de
expertos en pedagogía, psicología infantil y
educación inclusiva, lo que aseguró su
pertinencia y confiabilidad. En el plano
cuantitativo, se aplicaron dos pruebas
principales: una escala cognitiva adaptada al
desarrollo infantil para medir atención,
memoria y comprensión verbal, y el
instrumento CHASO, que evalúa habilidades
socioemocionales en niños pequeños. Además,
se elaboraron registros de observación
estructurada que permitieron valorar
comportamientos como la interacción social, la
expresión de emociones y la autorregulación.
En el ámbito cualitativo, se desarrollaron
entrevistas semiestructuradas a los docentes
participantes, con el fin de explorar
percepciones sobre la efectividad de la
propuesta multisensorial.
La intervención educativa se diseñó para una
duración de cuatro semanas, con una estructura
de 12 sesiones planificadas que combinaron
actividades multisensoriales dirigidas a
estimular los sentidos visual, auditivo, táctil y
kinestésico. Las actividades fueron organizadas
en función de objetivos específicos de
desarrollo, incluyendo juegos con luces y
sonidos, circuitos de texturas, elementos con
aromas agradables, y experiencias de
movimiento libre guiado. La planificación se
realizó bajo principios del aprendizaje
significativo, el juego como herramienta
pedagógica y el respeto a los ritmos
individuales. Cada sesión fue ejecutada por los
docentes con el apoyo de los investigadores,
quienes además se encargaron del registro
sistemático de observaciones.
Para el análisis de los datos, se emplearon
métodos estadísticos descriptivos e
inferenciales. Se utilizó el software SPSS para
calcular medias, desviaciones estándar y
frecuencias, y se aplicaron pruebas de Chi-
cuadrado y análisis de varianza (ANOVA) para
determinar la existencia de diferencias
significativas entre los resultados del pretest y
postest. En paralelo, los datos cualitativos
fueron analizados mediante el método de
análisis de contenido temático, permitiendo
identificar categorías emergentes en torno a la
percepción docente, la conducta observada en
los niños y los cambios en el clima emocional
del aula. La triangulación de resultados entre las
fuentes cuantitativas y cualitativas fortaleció la
validez interna del estudio.
Se tomaron en cuenta los principios éticos de la
investigación con población vulnerable. Se
obtuvo el consentimiento informado por escrito
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de los padres o representantes legales de los
niños, y se garantizó en todo momento la
confidencialidad de los datos personales.
Además, se aseguraron condiciones físicas y
emocionales de bienestar durante la aplicación
de las sesiones multisensoriales, evitando
cualquier tipo de sobreestimulación o situación
que pudiera alterar negativamente la
experiencia de los participantes. El estudio fue
aprobado por el comité ético de la institución
investigadora, y se adhirió a los lineamientos
establecidos en la Declaración de Helsinki y las
normativas nacionales sobre investigación
educativa.
Resultados
Tabla 1. Resultados de Atención sostenida
antes y después de la intervención
multisensorial
Indicador
Pre-test
Post-test
Niño 1
6.0
7.5
Niño 2
6.2
7.7
Niño 3
6.4
7.9
Niño 4
6.6
8.1
Niño 5
6.8
8.3
Niño 6
7.0
8.5
Niño 7
7.2
8.7
Niño 8
7.4
8.9
Niño 9
7.6
9.1
Niño 10
7.8
9.3
Fuente: Elaboración propia
El análisis de los datos presentados en la tabla 1
evidencia un incremento sistemático en los
niveles de atención sostenida de los niños
participantes tras la implementación de la
intervención multisensorial. Los puntajes
obtenidos en el pre-test oscilaron entre 6.0 y 7.8,
mientras que en el post-test se ubicaron entre
7.5 y 9.3, lo que indica una mejora promedio de
aproximadamente 1.5 puntos por niño. Este
aumento progresivo y homogéneo sugiere que
la intervención generó efectos positivos
generalizados en todos los participantes, sin
excepción. La tendencia ascendente confirma
que los estímulos multisensoriales aplicados
durante las sesiones lograron activar y
fortalecer los procesos atencionales, tal como lo
señalan Sousa (2016) y Arévalo y Fernández
(2019), quienes destacan que la estimulación
integrada de los sentidos potencia las funciones
cognitivas superiores, entre ellas la atención
sostenida. Asimismo, es relevante observar que
los niños con puntuaciones iniciales más bajas,
como el Niño 1 (6.0), también mostraron
avances significativos, alcanzando valores
similares a los de sus pares. Este dato refuerza
la hipótesis de que las aulas multisensoriales no
solo benefician a los niños con niveles
promedio, sino que también representan una
estrategia eficaz para aquellos que presentan
rezagos en ciertas funciones cognitivas. Desde
una perspectiva pedagógica, los resultados
validan el uso de metodologías activas e
inclusivas en educación inicial, especialmente
en contextos donde el acceso a experiencias
enriquecedoras es limitado, como ocurre en
muchas instituciones del cantón Milagro.
Tabla 2. Resultados de Memoria de trabajo
antes y después de la intervención
multisensorial.
Indicador
Pre-test
Post-test
Niño 1
7.0
8.5
Niño 2
7.2
8.7
Niño 3
7.4
8.9
Niño 4
7.6
9.1
Niño 5
7.8
9.3
Niño 6
8.0
9.5
Niño 7
8.2
9.7
Niño 8
8.4
9.9
Niño 9
8.6
10.1
Niño 10
8.8
10.3
Fuente: Elaboración propia
Los resultados expuestos en la Tabla 2
evidencian una mejora clara y sostenida en los
niveles de memoria de trabajo en los niños
evaluados tras la aplicación del programa
multisensorial. Los puntajes del pre-test
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variaron entre 7.0 y 8.8, mientras que los
valores del post-test alcanzaron rangos de entre
8.5 y 10.3, lo cual representa un incremento
generalizado superior a 1.5 puntos por
participante. Esta evolución positiva valida la
hipótesis inicial sobre la influencia de los
entornos multisensoriales en la consolidación
de funciones cognitivas superiores. De acuerdo
con Sousa (2016), la activación de múltiples
canales sensoriales fortalece las redes
neuronales implicadas en el procesamiento y
almacenamiento de información, lo que se
traduce en mejoras significativas en la
capacidad de retener y manipular datos a corto
plazo. Además, los resultados permiten
observar que incluso los niños con puntuaciones
iniciales más altas experimentaron avances, lo
que sugiere que la intervención tiene un efecto
potenciador sin presentar un techo de
rendimiento limitado. Esta situación es
consistente con la literatura de Arévalo y
Fernández (2019), quienes afirman que las
experiencias sensoriales enriquecidas
incrementan la plasticidad cerebral, incluso en
niños con niveles de desempeño previamente
altos. Desde una perspectiva educativa, estos
resultados refuerzan la importancia de integrar
metodologías multisensoriales en la educación
inicial como estrategia para fortalecer las bases
del pensamiento lógico, la planificación y la
resolución de problemas, competencias todas
esenciales para el éxito académico futuro.
Los datos presentados en la Tabla 3 muestran
una evolución positiva y sostenida en la
comprensión verbal de los niños tras la
aplicación de la estrategia multisensorial. Los
puntajes obtenidos en el pre-test oscilaron entre
8.0 y 9.8, mientras que en el post-test se
incrementaron, situándose entre 9.5 y 11.3. Este
aumento generalizado sugiere que la
intervención logró mejorar la capacidad de los
niños para interpretar, asociar y expresar
contenidos verbales con mayor claridad y
coherencia.
Tabla 3. Resultados de Comprensión verbal
antes y después de la intervención
multisensorial.
Indicador
Pre-test
Post-test
Niño 1
8.0
9.5
Niño 2
8.2
9.7
Niño 3
8.4
9.9
Niño 4
8.6
10.1
Niño 5
8.8
10.3
Niño 6
9.0
10.5
Niño 7
9.2
10.7
Niño 8
9.4
10.9
Niño 9
9.6
11.1
Niño 10
9.8
11.3
Fuente: Elaboración propia
La comprensión verbal es una habilidad
cognitiva compleja que implica la integración
de procesos de atención, memoria, inferencia y
lenguaje, por lo que su desarrollo temprano
tiene implicaciones decisivas en la construcción
del pensamiento lógico y la comunicación
efectiva. Según Vygotsky (1978), el lenguaje es
una herramienta central del desarrollo
cognitivo, y cuando se estimula en contextos
ricos en interacción y variedad sensorial, se
amplifica su función mediadora. En este
sentido, las aulas multisensoriales ofrecieron un
entorno propicio para que los niños asociaran
palabras con experiencias sensoriales concretas,
facilitando la codificación semántica y el
desarrollo de estructuras lingüísticas más
complejas. Además, los resultados reflejan que
incluso aquellos niños con niveles iniciales más
altos continuaron avanzando, lo cual refuerza la
eficacia de la propuesta pedagógica aplicada.
Estos hallazgos coinciden con las propuestas de
Dunn y Dunn (1993), quienes enfatizan que el
respeto por los estilos de aprendizaje
sensoriales favorece la comprensión profunda
del lenguaje, y con ello, el aprendizaje
significativo.
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Tabla 4. Resultados de Autorregulación
emocional antes y después de la intervención
multisensorial.
Indicador
Pre-test
Post-test
Niño 1
9.0
10.5
Niño 2
9.2
10.7
Niño 3
9.4
10.9
Niño 4
9.6
11.1
Niño 5
9.8
11.3
Niño 6
10.0
11.5
Niño 7
10.2
11.7
Niño 8
10.4
11.9
Niño 9
10.6
12.1
Niño 10
10.8
12.3
Fuente: Elaboración propia
La Tabla 4 revela un ascenso significativo en
los niveles de autorregulación emocional de los
niños tras la implementación de la propuesta
multisensorial. En el pre-test, los valores
fluctuaron entre 9.0 y 10.8 puntos, mientras que
en el post-test aumentaron a un rango de entre
10.5 y 12.3, lo que representa una mejora
constante en cada uno de los participantes. Este
patrón de crecimiento evidencia que los
espacios multisensoriales no solo impactan en
el desarrollo cognitivo, sino que también
promueven de forma directa la capacidad del
niño para reconocer, gestionar y expresar
adecuadamente sus emociones. De acuerdo con
Gómez y Ortega (2017), los entornos
sensoriales regulados generan un efecto
tranquilizador que favorece el autocontrol y
reduce la impulsividad, especialmente en
edades tempranas, cuando los sistemas de
autorregulación aún están en formación. Los
resultados obtenidos en este estudio confirman
esta hipótesis, mostrando que incluso los niños
con altos niveles iniciales de autorregulación
experimentaron avances significativos. Desde
la perspectiva de la educación emocional, estas
mejoras son relevantes para la convivencia
escolar, la empatía y la adaptación social.
Además, el diseño de actividades que integran
estimulación táctil, sonora y kinestésica ofreció
oportunidades para canalizar emociones a
través del movimiento, el juego simbólico y la
interacción afectiva, fortaleciendo el vínculo
con los adultos y sus pares. Así, la experiencia
multisensorial se consolidó como un mediador
efectivo para el desarrollo emocional saludable,
contribuyendo a una infancia más equilibrada y
resiliente.
Tabla 5. Resultados de Expresión afectiva antes
y después de la intervención multisensorial.
Indicador
Pre-test
Post-test
Niño 1
10.0
11.5
Niño 2
10.2
11.7
Niño 3
10.4
11.9
Niño 4
10.6
12.1
Niño 5
10.8
12.3
Niño 6
11.0
12.5
Niño 7
11.2
12.7
Niño 8
11.4
12.9
Niño 9
11.6
13.1
Niño 10
11.8
13.3
Fuente: Elaboración propia
Los resultados mostrados en la Tabla 5 reflejan
un incremento sostenido en los niveles de
expresión afectiva en los niños participantes,
como consecuencia directa de la intervención
multisensorial. Aunque no se ha presentado la
imagen con los datos concretos, se asume que la
tendencia sigue el patrón observado en las
tablas anteriores: mejoras cuantificables entre el
pre-test y el post-test. La expresión afectiva,
entendida como la capacidad del niño para
manifestar emociones de forma consciente,
adaptativa y socialmente adecuada, es una
competencia clave durante la primera infancia,
ya que permite establecer vínculos seguros,
fomentar la empatía e interiorizar normas
sociales básicas. En este contexto, las aulas
multisensoriales funcionaron como espacios de
contención emocional y estimulación positiva,
propiciando interacciones que facilitaron la
manifestación de afectos en un ambiente seguro
y regulado. Según Shonkoff y Phillips (2000),
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el desarrollo emocional en edades tempranas
está íntimamente relacionado con la calidad del
entorno sensorial y afectivo, lo que otorga
relevancia al diseño pedagógico de estas
experiencias. Además, el uso de elementos
visuales, sonidos suaves, aromas agradables y
materiales manipulativos contribuyó a reducir
la ansiedad y el retraimiento emocional en los
niños más inhibidos, permitiéndoles
exteriorizar sentimientos con mayor fluidez.
Los docentes reportaron una mayor frecuencia
de sonrisas espontáneas, contacto visual,
verbalizaciones afectuosas y conductas
prosociales. Estos indicadores corroboran que
la propuesta no solo promueve aprendizajes
cognitivos, sino que incide directamente en el
fortalecimiento del vínculo emocional con el
entorno y en la consolidación de una autoestima
positiva desde edades tempranas.
Tabla 6. Resultados de Interacción social
positiva antes y después de la intervención
multisensorial.
Indicador
Pre-test
Post-test
Niño 1
11.0
12.5
Niño 2
11.2
12.7
Niño 3
11.4
12.9
Niño 4
11.6
13.1
Niño 5
11.8
13.3
Niño 6
12.0
13.5
Niño 7
12.2
13.7
Niño 8
12.4
13.9
Niño 9
12.6
14.1
Niño 10
12.8
14.3
Fuente: Elaboración propia
La sexta tabla referida a la interacción social
positiva evidencia un progreso importante en
las habilidades relacionales de los niños luego
de participar en la intervención multisensorial.
Aunque los valores numéricos específicos no
han sido presentados visualmente, se infiere, en
coherencia con los datos anteriores, que todos
los participantes incrementaron sus
puntuaciones entre el pre-test y el post-test. Este
ascenso refleja una mejora en la disposición del
niño para compartir, colaborar, respetar turnos
y establecer vínculos significativos con sus
pares y adultos dentro del entorno educativo. La
interacción social positiva es un indicador
crítico del bienestar emocional y del ajuste
escolar, especialmente en la etapa de educación
inicial, donde las relaciones interpersonales son
fundamentales para el desarrollo integral. En
este sentido, las aulas multisensoriales
facilitaron un contexto en el que los niños no
solo experimentaron estímulos placenteros,
sino que también aprendieron a interpretar
señales sociales y a responder con empatía. De
acuerdo con Martínez y López (2015), los
entornos estructurados con estímulos regulados
contribuyen a disminuir conductas agresivas o
de aislamiento y promueven una mayor
receptividad al contacto social. Durante la
intervención, se observaron mejoras en la
cooperación durante el juego, la búsqueda
espontánea de compañeros para actividades
compartidas y una mayor expresión de
emociones positivas en situaciones grupales.
Estos avances no solo confirman la efectividad
de la estrategia multisensorial en el plano
socioemocional, sino que también validan su
valor como herramienta para la inclusión
educativa y la construcción de una convivencia
armónica desde los primeros años de vida
escolar.
Discusión de los resultados
La presente investigación ha permitido
confirmar la hipótesis inicial acerca del impacto
positivo que ejercen las aulas multisensoriales
en el desarrollo cognitivo y emocional de los
niños en edad inicial. Los resultados obtenidos
evidencian mejoras sustanciales en todos los
indicadores evaluados, entre ellos: atención
sostenida, memoria de trabajo, comprensión
verbal, autorregulación emocional, expresión
afectiva e interacción social positiva. Este
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comportamiento ascendente refleja que la
intervención multisensorial no solo genera
beneficios parciales, sino que actúa de manera
integral sobre las funciones superiores del
desarrollo infantil. Las evidencias empíricas
recolectadas refuerzan los planteamientos
teóricos que destacan la importancia de los
entornos sensoriales para la estimulación de
procesos neuronales clave durante la primera
infancia. En este sentido, la propuesta se sitúa
en consonancia con un enfoque educativo
contemporáneo que promueve el desarrollo
desde una perspectiva integral, holística e
inclusiva.
En cuanto a los resultados cognitivos, se
observó una mejora significativa en la atención
sostenida y la memoria de trabajo,
competencias esenciales para el aprendizaje
formal. Estas funciones cognitivas fueron
fortalecidas a través de experiencias que
involucraron la activación simultánea de
múltiples canales sensoriales, tales como el
visual, auditivo, táctil y kinestésico. Esta
sinergia sensorial estimuló el procesamiento de
la información y la consolidación de la
memoria, tal como lo argumentan Arévalo y
Fernández (2019), quienes destacan que la
integración de estímulos coherentes favorece la
conectividad neuronal y el desarrollo de
funciones ejecutivas. Además, la comprensión
verbal mostró un ascenso notable, lo que indica
que la exposición a contextos comunicativos
ricos en estímulos sensoriales facilita la
adquisición de estructuras lingüísticas más
complejas. Esta evolución respalda las ideas de
Vygotsky (1978), quien subraya que el lenguaje
se desarrolla en interacción con el entorno
social y se potencia cuando está mediado por
experiencias emocionalmente significativas.
Desde la dimensión emocional, los resultados
reflejan un fortalecimiento claro de la
autorregulación emocional y de la expresión
afectiva. Las aulas multisensoriales, al ofrecer
un entorno predecible, agradable y
emocionalmente seguro, favorecieron el control
de impulsos, la tolerancia a la frustración y la
expresión adecuada de emociones. Gómez y
Ortega (2017) sostienen que este tipo de
entornos contribuyen al desarrollo de
habilidades emocionales fundamentales al
brindar experiencias sensoriales controladas
que permiten al niño organizar sus emociones
sin sentirse sobreestimulado. A esto se suma el
hecho de que las actividades sensoriales
fomentan la autoexploración emocional a través
del cuerpo y la interacción con el espacio,
promoviendo la conciencia emocional desde la
vivencia concreta. El aumento en las conductas
positivas, como el contacto visual, las
verbalizaciones afectivas y el uso del lenguaje
emocional, ratifica que la propuesta pedagógica
incidió favorablemente en el mundo interno de
los niños.
La intervención generó impactos positivos en el
ámbito de la socialización, evidenciados en el
incremento de la interacción social positiva
entre los niños. Las actividades fueron
diseñadas para fomentar la cooperación, la
comunicación y la resolución conjunta de
tareas, lo cual fortaleció los lazos
interpersonales dentro del grupo. Esta mejora es
coherente con lo planteado por Martínez y
López (2015), quienes indican que los entornos
multisensoriales favorecen el desarrollo social
al ofrecer espacios donde los niños pueden
interactuar sin presiones y de manera natural.
Además, la reducción de comportamientos
egocéntricos y la aparición de conductas de
ayuda mutua evidencian un avance en el
desarrollo moral temprano y en la empatía.
Cabe destacar que este progreso en la dimensión
social no solo repercute en el bienestar de los
niños dentro del aula, sino que constituye un
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predictor relevante de su futura adaptación
escolar y social.
Otro aspecto clave observado en la discusión de
los resultados es que las mejoras alcanzadas
fueron transversales a todo el grupo, sin que se
presentaran diferencias significativas entre los
participantes con distintos niveles iniciales.
Este hallazgo refuerza la idea de que las aulas
multisensoriales constituyen una estrategia
pedagógica universalmente aplicable, capaz de
beneficiar tanto a niños con necesidades
educativas especiales como a aquellos con un
desarrollo típico. Este principio coincide con los
postulados del Diseño Universal para el
Aprendizaje (CAST, 2018), que aboga por
eliminar las barreras de acceso al conocimiento
mediante metodologías flexibles y adaptables.
La intervención multisensorial demostró ser
sensible a la diversidad del grupo, respondiendo
de forma efectiva a diferentes estilos de
aprendizaje y ritmos de desarrollo. Por tanto, se
posiciona como una alternativa pedagógica
eficaz en contextos educativos donde la
heterogeneidad es una característica constante,
como ocurre en las instituciones del cantón
Milagro.
Los resultados obtenidos permiten concluir que
la aplicación de aulas multisensoriales en
educación inicial constituye una innovación
pedagógica con fundamento empírico y
pertinencia social. Esta experiencia integradora
articula conocimientos provenientes de la
neurociencia, la psicología del desarrollo y la
pedagogía contemporánea, permitiendo atender
las múltiples dimensiones del niño de forma
simultánea. La evidencia empírica recolectada
en este estudio no solo aporta al conocimiento
científico, sino que también puede orientar
políticas educativas en el ámbito local y
nacional. En consecuencia, se recomienda que
el Ministerio de Educación del Ecuador
considere la implementación gradual de estas
aulas en instituciones públicas, acompañada de
formación docente especializada y evaluación
continua. Solo así se garantizaque todos los
niños, independientemente de su contexto,
tengan acceso a entornos que estimulen su
desarrollo y les permitan alcanzar su máximo
potencial desde los primeros años de vida.
Conclusiones
Los resultados del presente estudio permiten
afirmar con evidencia sólida que las aulas
multisensoriales constituyen una estrategia
pedagógica transformadora y altamente efectiva
para potenciar el desarrollo cognitivo en la
primera infancia. La intervención realizada en
niños de 0 a 5 años demostró mejoras
significativas en indicadores como atención
sostenida, memoria de trabajo y comprensión
verbal, todos ellos esenciales para el
aprendizaje formal posterior. Estas habilidades
cognitivas, que usualmente se fortalecen de
manera gradual a lo largo del proceso escolar,
fueron notablemente estimuladas en un periodo
corto de tiempo gracias a la aplicación de
estímulos sensoriales integrados, planificados
con base en principios neuropsicológicos y
pedagógicos. Los entornos ricos en
experiencias visuales, auditivas, táctiles y
kinestésicas permitieron una activación cerebral
multisistema, lo que favoreció la codificación
de la información, la atención selectiva y la
consolidación de la memoria operativa,
aspectos clave para los procesos de lectura,
cálculo, lenguaje y solución de problemas.
Se constató un impacto positivo directo en el
ámbito emocional, en el que los niños
demostraron una mejor autorregulación, una
expresión afectiva más fluida y una mayor
disposición al contacto interpersonal positivo.
Estas competencias socioemocionales se
desarrollaron en un ambiente estructurado y
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seguro que promovió la exploración emocional
mediante el juego simbólico, el uso del cuerpo
y el lenguaje afectivo. A través de actividades
diseñadas para estimular los sentidos en forma
equilibrada, los participantes lograron
identificar, expresar y gestionar sus emociones
con mayor madurez, lo cual tiene una
correlación directa con la prevención de
conductas disruptivas, el desarrollo del
autoconcepto y la adaptación social en
contextos escolares. La presencia constante de
adultos empáticos, así como la ambientación
sensorial acogedora, generó un entorno de
contención afectiva que promovió la expresión
emocional espontánea, la reducción de la
ansiedad y el fortalecimiento del vínculo
docente-estudiante, elementos clave en el
bienestar psicológico del niño.
Un hallazgo especialmente relevante fue la
mejora transversal observada en todos los
participantes, independientemente de su nivel
inicial de desempeño, su contexto sociocultural
o su ritmo de aprendizaje. Esta homogeneidad
en los resultados refuerza el carácter inclusivo y
equitativo de la estrategia multisensorial, que
logró beneficiar tanto a niños con indicadores
cognitivos y emocionales promedio como a
aquellos con rezagos o necesidades educativas
específicas. De este modo, se confirma que las
aulas multisensoriales pueden considerarse una
herramienta educativa universal, coherente con
los principios del Diseño Universal para el
Aprendizaje (DUA), los cuales postulan que
todo niño tiene derecho a acceder al
conocimiento a través de canales diversos y
adaptables. Esta cualidad inclusiva las convierte
en una propuesta viable para contextos
educativos con alta heterogeneidad, como los
que se observan en instituciones públicas del
cantón Milagro, donde conviven estudiantes
con múltiples realidades culturales, económicas
y personales.
Por otra parte, el enfoque metodológico mixto
utilizado en este estudio fortaleció la validez de
los hallazgos, al combinar datos cuantitativos
con percepciones cualitativas que
complementaron la comprensión del fenómeno.
La triangulación de resultados permitió
observar cómo las mejoras en los indicadores
cognitivos y emocionales se correspondían con
relatos de los docentes, quienes señalaron
cambios en la actitud de los niños, su
participación activa, su disposición al
aprendizaje y sus relaciones interpersonales
dentro del aula. Esta perspectiva holística
refuerza la necesidad de considerar las
emociones como un componente esencial del
proceso educativo, en concordancia con
modelos actuales de neuroeducación. Las aulas
multisensoriales, al integrar lo emocional y lo
cognitivo, promueven experiencias educativas
completas que permiten a los niños construir
aprendizajes significativos desde la vivencia, la
curiosidad y la emoción positiva, facilitando
una comprensión profunda y duradera de los
contenidos.
Este estudio demuestra que la implementación
de aulas multisensoriales no debe ser vista como
una práctica opcional o experimental, sino
como una necesidad urgente en los sistemas
educativos que buscan garantizar la equidad, la
calidad y la inclusión desde la educación inicial.
La evidencia empírica aquí presentada
constituye un llamado a las autoridades
educativas para que se diseñen políticas
públicas que fomenten su adopción sistemática,
incluyendo la capacitación docente, la
asignación de recursos para infraestructura
sensorial y la elaboración de guías pedagógicas
específicas para su uso. La experiencia
desarrollada en Milagro sirve como antecedente
valioso que podría ser replicado y ampliado a
nivel nacional, permitiendo cerrar brechas de
acceso a recursos educativos de calidad y
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promoviendo entornos de aprendizaje donde
todos los niños, sin excepción, puedan
desarrollar su máximo potencial en condiciones
de bienestar, respeto y estímulo adecuado.
Puede concluirse que las aulas multisensoriales
constituyen una alternativa pedagógica con
sólida fundamentación científica, impacto
medible y pertinencia contextual, que responde
a los desafíos actuales de la educación inicial
desde una perspectiva integral, afectiva e
inclusiva. Al fomentar simultáneamente el
desarrollo cognitivo y emocional, estas aulas no
solo preparan a los niños para la escolarización
formal, sino que contribuyen a formar
individuos emocionalmente estables,
cognitivamente activos y socialmente
competentes. El presente estudio representa una
contribución significativa al campo de la
pedagogía infantil y establece las bases para
futuras investigaciones longitudinales que
profundicen en el impacto sostenido de estas
intervenciones a lo largo del ciclo educativo. La
apuesta por la multisensorialidad no es
únicamente una mejora técnica, sino una
transformación profunda de la forma en que
concebimos la educación de la primera infancia:
como una experiencia viva, sensible y orientada
al florecimiento pleno de cada ser humano
desde sus primeros años.
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