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Educativa José de la Cuadra, localizada no
Cantão Balao, Equador, durante o ano de 2025.
A pesquisa foi desenvolvida com uma
população de 32 estudantes de entre 9 e 10
anos, aplicando uma metodologia quantitativa
descritiva. Foi utilizada a técnica de pesquisa
por meio de um questionário estruturado,
processando os dados com o software
estatístico SPSS versão 3.0, empregando uma
escala de medição ordinal com três níveis: alto
(70-100%), médio (50-69%) e baixo (0-49%).
Os resultados evidenciam que 68,75% dos
estudantes apresenta um uso excessivo de redes
sociais, manifestando-se principalmente no
deterioro do rendimento acadêmico (71,9%),
alterações nos padrões de sono (65,6%) e
diminuição entre o uso excessivo de redes
sociais e o impacto negativo no
desenvolvimento acadêmico e social dos
estudantes dessa idade.
Palavras-chave: Redes sociais, Estudantes,
Rendimento acadêmico, Educação Básica,
Tecnologia educacional.
Introducción
En la era digital, las redes sociales se han
integrado profundamente a la vida cotidiana,
transformando la comunicación, interactúan y
el acceso a la información. Esta revolución ha
alcanzado a todos los estratos y franjas etarias;
no obstante, niños y adolescentes resultan
especialmente vulnerables a su influencia
(Muñoz et al. 2023). En América Latina, el
acceso móvil a internet supero la gran mayoría
en 2023, en Ecuador el instituto Nacional de
Estadísticas y Censos (INEC, 2024) registra una
tasa de penetración mayoritaria en hogares con
menores de 12 años. Este contexto ubica al
estudiante de educación básica como sujeto que
ingresa al sistema escolar habiendo ya
interiorizado lógicas de interacción propias del
ecosistema digital: fragmentación temporal,
gratificación inmediata, imprevisibilidad y
narrativas micro celebridades. En el contexto
educativo ecuatoriano, los estudiantes de
educación básica han adoptado de forma masiva
plataformas digitales como Facebook,
Instagram, TikTok y WhatsApp, lo que impone
nuevos retos al sistema escolar. Por ello los
docentes deben: Dominar técnicas de enseñanza
que faciliten el aprendizaje y, integrar
tecnologías pedagógicas que motiven a los
estudiantes a cumplir sus tareas. Patricio et al.
(2020). Indica que estas herramientas deben
adaptarse a cada asignatura de modo innovador
para sostener la atención y fomentar la
exploración continua del conocimiento.
Diversos estudios coinciden en que la inclusión
de tecnologías digitales en el aún no ha sido
optima; esto ha perpetuado estilos de
aprendizaje poco efectivos que disminuyen el
interés académico y mantienen -o solo
ligeramente mejoran- el rendimiento general.
Además, el uso excesivo de redes sociales
disminuye la disposición de los menores a
explorar aplicaciones educativas, pues las
consideran menos atractivas. Si bien la
interacción escolar es en general positiva, un
porcentaje de alumnos se siente excluido o
incomodo, prefiriendo conversar sobre
tendencias virales antes que sobre lecturas u
otros temas académicos (Denise et al., 2020).
La problemática se agravo tras la pandemia de
COVID-19, que acelero la digitalización
educativa y prolongo la exposición a pantallas.
(Oliva et al. 2023). Padres, docentes y
profesionales de la salud observan cambios
marcados en el comportamiento, el rendimiento
y el bienestar psicológico de los educandos. El
sistema educativo, sin embargo, ha respondido
con lentitud. Si bien la incorporación de tablets
y plataformas LMS (Learning Management
System) se aceleró tras la pandemia, la lógica
pedagógica subyacente -clase magistral,
evaluación estandarizada, tareas impresas-
permanece anclada en el siglo XX. Surge así
una brecha cultural: Mientras el estudiante se
mueve en un ecosistema multimodal, la escuela