Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 10.1
Edición Especial UNEMI 2025
Página 255
INFLUENCIA DE LA ESTIMULACIÓN SENSORIAL EN EL DESARROLLO DE LA
MOTRICIDAD FINA DE LOS ESTUDIANTES DE CUARTO EGB EN LA ESCUELA
CIUDAD DE VINCES, LOS RÍOS
INFLUENCE OF SENSORY STIMULATION ON THE DEVELOPMENT OF FINE MOTOR
SKILLS IN FOURTH GRADE STUDENTS AT CIUDAD DE VINCES SCHOOL, LOS RÍOS
Autores: ¹María Yulisa Ayala Orellana, ²Leila Maricela Avilés Luna, ³Nathalia Yomaira
Hernández Mayorga y Milton Alfonso Criollo Turusina.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0009-0000-2862-8148
²ORCID ID: https://orcid.org/0009-0006-6009-9534
3
ORCID ID: https://orcid.org/0009-0006-9397-6732
4
ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-3394-1160
¹E-mail de contacto: mayalao@unemi.edu.ec
²E-mail de contacto: lavilesl@unemi.edu.ec
³E-mail de contacto: nhernandezm@unemi.edu.ec
4
E-mail de contacto: mcriollot2@unemi.edu.ec
Afiliación: ¹*²*³*
4
*Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
Artículo recibido: 27 de Octubre del 2025
Artículo revisado: 29 de Octubre del 2025
Artículo aprobado: 3 de Noviembre del 2025
¹Estudiante de Octavo semestre de la carrera de Educación Básica en línea de la Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
²Estudiante de Octavo semestre de la carrera de Educación Básica en línea de la Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
³Estudiante de Octavo semestre de la carrera de Educación Básica en línea de la Universidad Estatal de Milagro, (Ecuador).
4
Licenciado en Ciencias de la Educación especialización en Arte, Graduado de la Universidad de Guayaquil, (Ecuador). Magíster en
Docencia Universitaria graduado de la Universidad César Vallejo, (Perú). Doctorante en Educación en la Universidad César Vallejo,
(Perú).
Resumen
El estudio tuvo como objetivo determinar la
influencia de la estimulación sensorial en el
desarrollo de la motricidad fina de los
estudiantes de cuarto de básica de la Escuela
Ciudad de Vinces, en el año 2025. Se aplicó un
enfoque cuantitativo, de tipo básico, con un
diseño no experimental y un alcance
descriptivotransaccional. La población estuvo
conformada por los estudiantes de cuarto año y
la muestra por 30 niños seleccionados mediante
muestreo no probabilístico por conveniencia.
Se utilizó la técnica de la encuesta y como
instrumento un cuestionario estructurado de 30
ítems cerrados. Las dimensiones evaluadas
fueron la estimulación visual, táctil, auditiva,
olfativa y gustativa, basadas en teorías de
Hebb, Craik y Lockhart, y Gardner. Para la
motricidad fina se analizaron las dimensiones
de coordinación óculo-manual, gestual y
fonética, sustentadas en las teorías de Piaget,
Vygotsky y Gesell. Los resultados demostraron
que la estimulación sensorial favorece el
desarrollo de la coordinación, precisión y
control manual, lo que mejora el rendimiento
académico y la participación de los estudiantes.
Palabras clave: Estimulación sensorial,
Motricidad fina, Coordinación,
Aprendizaje, Desarrollo infantil.
Abstract
The study aimed to determine the influence of
sensory stimulation on the development of fine
motor skills in fourth-grade students at Ciudad
de Vinces School in 2025. A quantitative
approach was applied, using a basic type, non-
experimental design with a descriptivecross-
sectional scope. The population consisted of
fourth-grade students, and the sample included
30 children selected through non-probabilistic
convenience sampling. The survey technique
was used, and a structured questionnaire with
30 closed-ended items served as the
instrument. The evaluated dimensions included
visual, tactile, auditory, olfactory, and
gustatory stimulation, based on the theories of
Hebb, Craik and Lockhart, and Gardner. Fine
motor skills were analyzed through the
dimensions of eye-hand coordination, gestural
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coordination, and phonetic coordination,
supported by the theories of Piaget, Vygotsky,
and Gesell. The results showed that sensory
stimulation promotes the development of
coordination, precision, and manual control,
leading to improved academic performance
and active student participation. In conclusion,
sensory stimulation is an effective pedagogical
strategy to strengthen fine motor skills and
foster comprehensive and inclusive learning
among elementary school children.
Keywords: Sensory stimulation, Fine motor
skills, Coordination, Learning, Child
development.
Sumário
O estudo teve como objetivo determinar a
influência da estimulação sensorial no
desenvolvimento da motricidade fina dos
estudantes do quarto ano do Ensino
Fundamental da Escola Ciudad de Vinces, no
ano de 2025. Adotou-se uma abordagem
quantitativa, de tipo básico, com um
delineamento não experimental e de alcance
descritivo-transversal. A população foi
composta pelos alunos do quarto ano, e a
amostra constituiu-se de 30 crianças
selecionadas por amostragem não probabilística
por conveniência. Utilizou-se a técnica de
pesquisa por meio de um questionário
estruturado com 30 itens fechados. As
dimensões avaliadas foram a estimulação
visual, tátil, auditiva, olfativa e gustativa,
fundamentadas nas teorias de Hebb, Craik e
Lockhart, e Gardner. Para a motricidade fina,
analisaram-se as dimensões de coordenação
óculo-manual, gestual e fonética, baseadas nas
teorias de Piaget, Vygotsky e Gesell. Os
resultados demonstraram que a estimulação
sensorial favorece o desenvolvimento da
coordenação, precisão e controle manual, o que
melhora o desempenho acadêmico e a
participação dos estudantes. Conclui-se que a
aplicação de estratégias de estimulação
sensorial no ambiente escolar contribui
significativamente para o desenvolvimento
integral das crianças, promovendo uma
aprendizagem mais eficaz e significativa.
Palavras-chave: Estimulação sensorial,
Motricidade fina, Coordenação,
Aprendizagem, Desenvolvimento infantil
Introducción
A nivel micro, Zhang, et al. (2024), en China,
evidenciaron que las limitaciones en la
motricidad fina se relacionan directamente con
el bajo rendimiento académico en la infancia, ya
que una deficiente coordinación visomotora
genera hasta un 27% de dificultades en la
lectura inicial, afectando la comprensión y la
escritura. Asimismo, el bajo dominio de la
motricidad fina representa un 35% de riesgo de
rezago en aprendizajes básicos, mientras que
una débil integración visomotora repercute en
un 47% de las tareas escolares que requieren
precisión y atención sostenida. En general, la
falta de fortalecimiento motriz explica cerca de
un 60% de los casos de bajo desempeño en
actividades escolares tempranas, confirmando
la estrecha relación entre habilidades motoras y
logros académicos, aunque solo un 0.95% de los
estudios revisados analiza rigurosamente esta
relación, lo que demuestra la escasa atención
científica al problema y la necesidad de ampliar
las investigaciones.
Asimismo, Li et al. (2025), en un estudio
realizado en Japón con 26 investigaciones y
1133 niños, analizaron los efectos del
entrenamiento funcional sobre las habilidades
motoras, incluyendo la motricidad fina. El
programa se basó en actividades dinámicas
como saltos, carreras, ejercicios de equilibrio y
lanzamientos, que favorecen la coordinación
ojo-mano y el control postural. Los resultados
muestran que el 65% de los estudios reportaron
mejoras en coordinación y control motor,
mientras que el 38% evidenció avances en el
equilibrio estático y dinámico, contribuyendo a
mayor estabilidad en tareas manuales finas.
Asimismo, se halló que los programas con más
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de 12 semanas fueron un 42% más efectivos que
los de menor duración. En conjunto, los
hallazgos confirman que el entrenamiento
funcional fortalece la base motriz para el
desarrollo de la motricidad fina, aunque se
requieren estudios más específicos en
manipulación de objetos pequeños y
coordinación manual. Finalmente, Guzmán et
al. (2023), en un estudio realizado en Nicaragua
con estudiantes de tercero y cuarto año de
primaria, evaluaron el desarrollo de la
motricidad fina en actividades escolares. Los
resultados muestran que un 55% de los niños
presentaron un nivel medio de motricidad fina,
manifestando dificultades en la escritura, el
trazo y la coordinación manual, mientras que un
20% alcanzó un nivel bajo, evidenciando
problemas en tareas de precisión como recortar
o manipular objetos pequeños. En cuanto al
rendimiento académico, el 60% obtuvo
calificaciones regulares y apenas un 10%
alcanzó un nivel alto. En general, los autores
destacan que el desarrollo insuficiente de la
motricidad fina constituye una dificultad
importante para los procesos escolares, lo que
justifica la necesidad de implementar
actividades específicas que fortalezcan estas
habilidades desde los primeros años de
educación básica.
Considerando el nivel meso, Miranda et al.
(2023), en un estudio realizado en Panamá,
evidencian que el uso excesivo de dispositivos
electrónicos durante el confinamiento post
pandemia tuvo un impacto negativo en la
motricidad fina de los niños. La investigación
señala que el 46% de los estudiantes evaluados
en estudios antecedentes se encontraba en
niveles de desarrollo “no alcanza” o “próximo a
alcanzar” en destrezas como abotonar o
ensartar, mientras que un 63% no logró atarse
los cordones de forma adecuada, reflejando una
marcada dificultad en la coordinación ojo-
mano. De igual forma, se reportó que
aproximadamente un 33% de los niños en edad
preescolar no alcanzó un nivel adecuado de
motricidad fina, presentando problemas en la
escritura y manipulación de objetos pequeños.
Los autores destacan que el confinamiento, el
tiempo prolongado frente a pantallas y la
reducción de actividades manuales limitaron la
práctica de movimientos precisos y coordinados
de manos y dedos. Por otro lado, Ibarra y Galvis
(2024), en un estudio desarrollado en Colombia
con 12 niños entre 5 y 7 años, identificaron
dificultades en la consolidación del agarre de
pinza, aspecto clave de la motricidad fina. Los
resultados muestran que un 58% de los
estudiantes presentó un nivel inicial de
desarrollo, manifestando problemas para
sostener correctamente el lápiz, manipular
objetos pequeños y realizar trazos con
precisión. Solo un 25% alcanzó un nivel
avanzado, logrando un dominio adecuado en
actividades como recortar, abotonar y enhebrar,
mientras que el restante 17% permaneció en un
nivel intermedio, con avances parciales en
coordinación ojo-mano. Las observaciones
evidenciaron que la falta de estimulación
variada y el uso de actividades repetitivas en el
aula limitaron el progreso motriz, afectando la
escritura y la autonomía en tareas escolares.
Finalmente, Pinto y Vaca (2024), en un estudio
realizado en Ecuador con 55 estudiantes de los
subniveles preparatoria y elemental, analizaron
la influencia de la motricidad fina en el proceso
de preescritura. Los resultados muestran que
solo 20 niños, equivalentes al 36% de la
muestra, lograron enhebrar una aguja, mientras
que apenas 23 estudiantes, es decir un 42%,
pudieron dibujar nueve o más partes del cuerpo,
lo que evidenció limitaciones en la
coordinación viso motriz y en la precisión
manual. En contraste, las actividades más
sencillas como copiar una línea recta o un
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círculo fueron alcanzadas por 54 estudiantes,
que representan el 98%, reflejando un mejor
desempeño en tareas básicas. Estos hallazgos
confirman que las debilidades en la motricidad
fina afectan el inicio de la preescritura, ya que
requieren mayor control postural, tonicidad y
coordinación de movimientos de manos y
dedos. En conclusión, los autores destacan la
importancia de fortalecer la motricidad fina
desde estos subniveles para prevenir rezagos en
la escritura y asegurar un aprendizaje escolar
exitoso. A nivel micro, en la Escuela Ciudad de
Vinces, ubicada en la provincia de Los Ríos, se
ha identificado la necesidad de analizar la
influencia de la estimulación sensorial en el
desarrollo de la motricidad fina de los
estudiantes de cuarto de Educación Básica
durante el año 2025. Esta situación surge
porque se evidencian dificultades en actividades
escolares que requieren precisión, como la
escritura, el recorte o el trazado de figuras, lo
que refleja una falta de destreza manual en
varios estudiantes. En este contexto, la ausencia
de una adecuada estimulación sensorial ha
generado limitaciones en la coordinación ojo-
mano, la precisión de movimientos y el control
postural, lo cual repercute directamente en el
rendimiento escolar.
Por consiguiente, resulta indispensable
implementar estrategias pedagógicas que
incorporen estimulación sensorial como
enhebrar, recortar, rasgar o manipular diferentes
texturas, ya que estas favorecen el
fortalecimiento de la motricidad fina y
estimulan procesos cognitivos como la
atención, la memoria y la percepción. De esta
manera, se busca no solo mejorar la destreza
manual de los estudiantes, sino también
garantizar un aprendizaje más integral que
promueva un avance académico equilibrado y
exitoso en el nivel de cuarto de Educación
Básica. La estimulación sensorial para el
desarrollo de la motricidad fina es de gran
relevancia social, ya que estas habilidades
influyen en el rendimiento académico, la
autonomía y la participación de los estudiantes.
Una motricidad fina desarrollada permite a los
niños realizar actividades básicas como escribir
o vestirse, fortaleciendo su confianza y sentido
de pertenencia. Al integrarse activamente, se
promueve la cohesión social, reduciendo la
exclusión y fomentando relaciones
colaborativas, esenciales para una sociedad
inclusiva. Por otro lado, la estimulación
sensorial es una herramienta eficaz para
favorecer el desarrollo integral de los niños,
pues mejora la coordinación motora fina, la
concentración y la interacción social. Como
indica Noriega (2025), al estimular los sentidos
mediante actividades táctiles, visuales y
auditivas, los estudiantes ganan seguridad y
competencias sociales. Esto repercute en una
integración armónica con sus compañeros y en
una mayor participación en el aula y la
comunidad.
Desde la perspectiva pedagógica, la
estimulación sensorial en el desarrollo de la
motricidad fina favorece un aprendizaje
inclusivo y participativo. Estas actividades
permiten manipular materiales de diversas
texturas, colores y formas, estimulando la
coordinación óculo-manual, la creatividad y la
atención. Además, generan aprendizajes
significativos porque involucran activamente al
estudiante y se adaptan a su ritmo y
necesidades, contribuyendo también al
desarrollo cognitivo y emocional. Ciertamente,
el uso de estrategias sensoriales en el aula
potencia la motricidad fina y facilita
aprendizajes como la escritura y el dibujo.
Como señalan Cañizares y Hidalgo (2021),
estas actividades promueven una gestión más
inclusiva, al permitir la participación de todos
los estudiantes y fortalecer su desarrollo
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integral. Así, la pedagogía basada en la
estimulación sensorial se convierte en un
recurso innovador que optimiza tanto
habilidades académicas como sociales. En la
práctica docente, la estimulación sensorial se
integra mediante actividades sencillas como
plastilina, arena, botones, cuentas,
rompecabezas o recortes de papel. Estas
experiencias fortalecen el agarre, la pinza
digital, la coordinación y la precisión en los
movimientos, impactando en la escritura y el
trabajo gráfico. Además, generan espacios de
exploración y disfrute que favorecen la
autorregulación y la atención, reduciendo la
frustración y mejorando la convivencia en el
aula.
Finalmente, las prácticas de estimulación
sensorial fortalecen la motricidad fina y
favorecen un ambiente positivo al disminuir
problemas de conducta y mejorar la
concentración. Como afirma Coronel (2023),
estas técnicas permiten a los docentes dedicar
más tiempo a la enseñanza efectiva y adaptarse
a los distintos niveles de habilidad. En
consecuencia, la estimulación sensorial
contribuye al éxito académico y a la plena
participación de los estudiantes en el proceso
educativo. La pertinencia de trabajar la
estimulación sensorial en el desarrollo de la
motricidad fina radica en que estas habilidades
impactan directamente en la autonomía, la
inclusión y la participación social de los
estudiantes. Una motricidad fina fortalecida
permite que los niños realicen actividades
cotidianas como escribir, recortar o manipular
objetos pequeños, incrementando su confianza
y favoreciendo su integración en el aula y en la
comunidad. De este modo, se generan
relaciones más colaborativas y respetuosas, a la
vez que se sientan bases para una sociedad más
equitativa y participativa. Asimismo, la
estimulación sensorial es pertinente en el
ámbito pedagógico y práctico porque se trata de
una estrategia inclusiva, adaptable y fácil de
implementar en el aula. A través de actividades
sencillas como plastilina, cuentas, recortes o
juegos con texturas, los estudiantes fortalecen la
coordinación óculo-manual, la concentración y
la creatividad, facilitando aprendizajes
fundamentales como la escritura y el dibujo.
Esto no solo contribuye al desarrollo cognitivo
y socioemocional, sino que también permite a
los docentes reducir conductas disruptivas y
dedicar más tiempo a la enseñanza efectiva,
asegurando la participación activa de todos los
estudiantes en su proceso formativo.
La formulación del problema se plantea así:
¿Cuál es el efecto de la estimulación sensorial
en el desarrollo de la motricidad fina de los
estudiantes de Cuarto de Básica en la Escuela
Ciudad de Vinces, Los Ríos? El objetivo
general consiste en determinar la influencia de
la estimulación sensorial en el desarrollo de la
motricidad fina de los estudiantes de Cuarto de
Básica en la Escuela Ciudad de Vinces, Los
Ríos, 2025. Entre los objetivos específicos se
incluyen: Analizar la influencia de la
estimulación visual y táctil en la coordinación
óculo-manual de los estudiantes inherentes a la
investigación, identificar el efecto de la
estimulación sensorial auditiva y olfativa en la
coordinación gestual de los estudiantes a
investigar, y establecer cómo la estimulación
sensorial gustativa contribuye al desarrollo de la
coordinación fonética en los individuos de
estudio. La estimulación sensorial se define
como un conjunto de estrategias que buscan
generar activación en el organismo mediante la
aplicación de estímulos ambientales. Como
explica Álvarez (2024), se emplean estímulos
simples y repetitivos que favorecen la respuesta
básica del sistema nervioso. Del mismo modo,
no requiere un procesamiento cognitivo
complejo, sino que procura mantener un nivel
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adecuado de alerta.En este sentido, la
estimulación sensorial se concibe como la
capacidad del sistema nervioso para regular los
estímulos recibidos y transformarlos en
respuestas adaptativas. Tal como sostienen
Cárdenas y Vargas (2024), el proceso abarca
tanto la habituación fisiológica como la
capacidad de reaccionar adecuadamente ante
diferentes situaciones. Además, posibilita
mantener la homeostasis sensorial frente a las
demandas externas. Por otra parte, la
estimulación sensorial se entiende como una
intervención destinada a promover la activación
y la respuesta del individuo mediante estímulos
significativos. Como plantean Fonz y Bernal
(2024), de hecho, puede aplicarse de forma
auditiva, visual o multimodal para incrementar
el nivel de alerta en distintos contextos.
Asimismo, adquiere mayor efectividad cuando
incorpora elementos vinculados a la experiencia
personal.
El modelo teórico de la variable independiente,
la estimulación sensorial, se define como un
enfoque integral que busca activar y fortalecer
los sentidos a través de diversos estímulos del
entorno. De acuerdo con Campoverde et al.
(2024), cuando se aplica de manera adecuada,
esta técnica fomenta el desarrollo cognitivo,
motor y emocional del individuo. Además,
mejora la capacidad de percepción y respuesta
frente a los estímulos, y contribuye a la
autorregulación, la atención y la interacción.
Los autores señalan que las dimensiones de la
estimulación sensorial incluyen la visual, táctil,
olfativa, gustativa y auditiva. Cada dimensión
de la estimulación sensorial favorece diferentes
aspectos del desarrollo. La estimulación visual
se basa en estímulos que fortalecen la
percepción visual en los niños. Como señalan
Martínez et al. (2025), a través de colores,
formas y movimientos se potencia la atención y
el reconocimiento del entorno. Esto favorece la
coordinación ojo-mano y el desarrollo de
habilidades cognitivas y motoras. Además,
contribuye a despertar la curiosidad, ampliar la
imaginación y mejorar la capacidad de
concentración en actividades académicas y
recreativas. Por su parte, la estimulación táctil
activa los receptores que posibilitan diversas
sensaciones percibidas y potencia el desarrollo
infantil al favorecer la exploración y el
aprendizaje. Tal como explican Vega y
Samaniego (2022), mediante el contacto con
diferentes texturas y temperaturas, los niños
fortalecen su autoconfianza y desarrollan
habilidades para interactuar con el medio. Este
proceso también estimula la sensibilidad
corporal, permitiendo un mejor reconocimiento
de sí mismos y de los demás.
De igual manera, la estimulación olfativa
permite percibir distintos aromas del entorno, lo
que facilita sensaciones que despiertan
emociones y recuerdos. Como destacan Cano y
Medina (2025), a la vez ayuda a diferenciar
entre olores agradables o desagradables,
potenciando la memoria y la interacción con el
ambiente. Asimismo, fomenta la asociación de
experiencias con determinados aromas,
fortaleciendo la identidad y el sentido de
pertenencia. Asimismo, la estimulación
gustativa favorece la identificación de sabores
que enriquecen la experiencia sensorial. Como
afirman Cano y Medina (2025), este proceso
permite reconocer similitudes entre alimentos
conocidos y descubrir diferencias que amplían
el aprendizaje y la apreciación del gusto.
También incentiva la curiosidad por probar
nuevos alimentos, contribuyendo a la formación
de hábitos saludables y a la diversidad en la
alimentación. Finalmente, la estimulación
auditiva se manifiesta a través de la percepción
de sonidos que rodean nuestro entorno
cotidiano. Tal como sostienen Ramírez y Torres
(2025), al mismo tiempo ayuda a distinguir
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ruidos que pueden generar alerta de aquellas
melodías que favorecen la relajación y el
disfrute. Además, fortalece la comunicación
oral, el desarrollo del lenguaje y la capacidad de
atención en situaciones sociales y académicas.
Las teorías sustantivas respaldan la importancia
de la estimulación sensorial. La Teoría
Sináptica de la Memoria de Hebb (1949), citado
por Bonet (2024), plantea que la memoria se
basa en la plasticidad sináptica, es decir, en la
capacidad de las conexiones neuronales para
fortalecerse o debilitarse en función de la
experiencia. Según este planteamiento, “las
neuronas que se activan juntas, se conectan
juntas”, lo que significa que la repetición de
estímulos sensoriales favorece la creación de
circuitos más eficaces en el cerebro. En este
sentido, la estimulación sensorial se comprende
como un factor clave para consolidar
aprendizajes y potenciar la memoria, ya que los
estímulos repetidos generan cambios duraderos
en la actividad sináptica. Por otra parte, la
Teoría de los Niveles de Procesamiento de
Craik y Lockhart (1972), citados por Meza
(2022), sostiene que la retención de la
información depende de la profundidad con la
que se procesa, más que de su ubicación en un
sistema de almacenamiento. Así, los estímulos
procesados superficialmente tienden a olvidarse
con facilidad, mientras que aquellos que son
elaborados de manera profunda, mediante
asociaciones significativas y conexiones con
experiencias previas, logran permanecer en la
memoria a largo plazo. De esta forma, la
estimulación sensorial se convierte en un
recurso valioso para promover un
procesamiento más profundo, al proporcionar
experiencias que enriquecen la percepción y la
comprensión del entorno.
Finalmente, la Teoría de las Inteligencias
Múltiples de Gardner (1983), citado por
González (2021), sostiene que la inteligencia no
constituye una habilidad única, sino un conjunto
de capacidades diferenciadas, entre las que se
incluyen la lingüística, lógico-matemática,
musical, espacial, corporal-kinestésica,
interpersonal, intrapersonal y naturalista. En
este marco, la estimulación sensorial adquiere
relevancia porque permite fortalecer cada una
de estas inteligencias a través de distintos
canales perceptivos, como los estímulos
visuales, auditivos o kinestésicos. Así, se
fomenta un aprendizaje más integral y se
atienden las diferencias individuales en la forma
en que los niños procesan la información y
desarrollan sus potencialidades. En cuanto a la
variable dependiente, la motricidad fina se
define como la capacidad de controlar y
coordinar los músculos pequeños de la mano
para realizar movimientos precisos. Como
indican Rubio y Espinosa (2023), esta habilidad
resulta fundamental para actividades de la vida
diaria como vestirse, alimentarse y asearse.
Asimismo, comprende tareas específicas como
escribir, recortar o atar cordones. En este
sentido, depende de la coordinación ojo-mano y
de otras funciones cognitivas. Por otra parte, la
motricidad fina consiste en los movimientos
pequeños de los dedos que requieren
coordinación visomotora. Tal como explican
Rivilla et al. (2022), se manifiesta en la
manipulación de objetos y en las tareas de
escritura, las cuales son necesarias en el proceso
escolar. Además, estas destrezas se asocian con
el rendimiento en lectura y matemáticas. De
este modo, se convierten en un factor esencial
para el desarrollo académico.
Finalmente, la motricidad fina corresponde al
desarrollo de movimientos que ejecutan
músculos pequeños o grupos reducidos de
músculos. Como señalan García y Moreira
(2022), a diferencia de la motricidad gruesa, se
centra en acciones como el agarre, la escritura,
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el dibujo o el uso del teclado. Estas destrezas
evolucionan progresivamente desde la infancia
hasta la niñez. En consecuencia, favorecen la
autonomía y la precisión en las actividades
cotidianas. Siguiendo con la conceptualización
de la variable dependiente según el modelo
teórico, la motricidad fina se define como la
capacidad que desarrolla el niño para realizar
movimientos precisos y coordinados que
involucran principalmente los músculos
pequeños de las manos y los dedos, siendo
fundamental para ejecutar actividades de la vida
diaria y de aprendizaje. Como señalan García y
Moreira (2022), cuando esta habilidad es
estimulada de manera adecuada, no solo
potencia la destreza manual y la coordinación,
sino que también favorece la concentración y el
control voluntario de los movimientos,
contribuyendo al desarrollo integral infantil en
contextos educativos. Los autores indican que
las dimensiones de la motricidad fina incluyen
la coordinación óculo-manual, la coordinación
gestual y la coordinación fonética.
En relación con las dimensiones de la
motricidad fina, primero se puede destacar la
coordinación óculo-manual, que integra la vista
y la mano para realizar acciones precisas en
distintas actividades. Como señalan Bermejo et
al. (2025), a través de técnicas manuales como
recortar, rasgar o pintar, el niño ejercita la
coordinación, el movimiento y el autocontrol,
fortaleciendo su motricidad fina y capacidad de
concentración. Esta habilidad es fundamental
para el posterior dominio de la escritura y
actividades académicas. Por otra parte, el
desarrollo de la motricidad fina favorece el
movimiento de las manos, fortaleciendo la
precisión en la comunicación. Tal como explica
Ortiz (2023), esto contribuye a que los niños se
expresen con seguridad y mejoren sus
relaciones interpersonales. Así, se consolidan
las bases para la preescritura en la etapa
preescolar. Además, permite el desarrollo de
gestos coordinados que apoyan la comprensión
del lenguaje. Finalmente, la coordinación
fonética permite que el niño identifique sonidos
y los transforme en sílabas, avanzando luego
hacia la formación de palabras. Como indica
Cruz (2021), este proceso impulsa la
adquisición de un lenguaje claro, favoreciendo
su expresión y socialización en la etapa
temprana. Gracias a ello, los niños fortalecen su
capacidad de comunicarse de manera efectiva.
Para propósito investigativo es primordial
aproximarnos en el contexto de teorías
sustantivas, por lo cual se ha considerado como
fundamental la Teoría del Desarrollo Cognitivo
de Piaget (1954), citado por Díaz y González
(2023), indica que los niños atraviesan distintas
etapas de desarrollo que les permiten construir
progresivamente su conocimiento. Según el
autor, la manipulación de objetos y la
interacción con el entorno son esenciales para la
adquisición de habilidades cognitivas y
motoras. En este marco, la motricidad fina se
convierte en un pilar, pues mediante actividades
manuales los niños fortalecen tanto su
pensamiento como su capacidad de
coordinación.
Por otro lado, la Teoría Sociocultural de
Vygotsky (1978), citado por Hiche y Espinoza,
(2024), subraya la importancia del contexto
social y cultural en el desarrollo del aprendizaje.
Vygotsky sostiene que los niños progresan
gracias a la interacción con otros y al
acompañamiento en su zona de desarrollo
próximo. En este sentido, la estimulación de la
motricidad fina mediante actividades guiadas,
como la escritura o el uso de materiales
didácticos, se alinea con esta teoría, ya que el
acompañamiento docente y el trabajo
colaborativo potencian dichas habilidades.
Asimismo, la Teoría Madurativa de Gesell
(1945), citado por Castillo (2023), plantea que
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el desarrollo motor infantil sigue una secuencia
ordenada determinada por la maduración
neurológica. El autor sostiene que los niños
adquieren progresivamente control sobre los
músculos pequeños, lo que les permite realizar
tareas más complejas de coordinación fina. En
este contexto, la motricidad fina refleja el
avance natural del desarrollo, siempre que esté
acompañada de experiencias y estímulos
adecuados para fortalecer la autonomía y el
aprendizaje escolar.
Materiales y Métodos
La investigación fue de tipo básica, con enfoque
cuantitativo, sustentada en un diseño no
experimental y con alcance descriptivo
transaccional, orientada a generar
conocimientos teóricos sin enfocarse en la
resolución inmediata de problemas prácticos.
Se desarrolló en la Escuela “Ciudad de Vinces”,
ubicada en la provincia de Los Ríos, durante el
año lectivo 2025. El estudio abordó el problema
del desarrollo de la motricidad fina en
estudiantes de Cuarto de Básica, con el
propósito de determinar la influencia de la
estimulación sensorial como estrategia
pedagógica de apoyo. En este contexto, se
aplicó el método científico, un proceso
sistemático y ordenado que permite investigar
fenómenos, formular hipótesis y obtener
conocimientos verificables y confiables. Por
otro lado, la población estuvo conformada por
70 estudiantes de los paralelos de Cuarto de
Básica de la institución, mientras que la muestra
estuvo integrada por 30 estudiantes
seleccionados mediante muestreo no
probabilístico por conveniencia, lo que permitió
un acceso adecuado considerando la
disponibilidad de los participantes y las
condiciones de tiempo y recursos del estudio.
Para garantizar la pertinencia de la muestra, se
establecieron criterios de inclusión: estudiantes
matriculados en cuarto de básica y residentes en
la ciudad de Vinces. Por su parte, los criterios
de exclusión consideraron a estudiantes de otros
grados, de otras instituciones educativas o que
no residieran en la ciudad, asegurando así la
coherencia y homogeneidad del grupo
participante.
La técnica de recolección de datos correspondió
a la encuesta, seleccionada por su pertinencia en
estudios de carácter cuantitativo, dado que
permite obtener información de manera rápida,
directa y representativa. Para este fin, se utilizó
un cuestionario estructurado de 30 ítems
cerrados. La variable independiente,
estimulación sensorial, sustentada en el modelo
teórico de Campoverde et al. (2024), se evaluó
en cinco dimensiones: visual, táctil, olfativa,
gustativa y auditiva, con los indicadores
estímulos, percepción visual, coordinación,
receptores táctiles, sensaciones percibidas,
desarrollo infantil, oler, percibir, diferir,
sabores, similitudes, diferencias, sonidos,
ruidos y melodías. Asimismo, la variable
dependiente, motricidad fina, sustentada en el
modelo teórico de García y Moreira (2022), se
abordó a través de tres dimensiones:
coordinación óculo-manual, coordinación
gestual y coordinación fonética, con los
indicadores vista y mano, técnicas manuales,
coordinación movimiento y autocontrol,
movimiento de las manos, comunicación,
relaciones interpersonales, sílabas, palabras y
lenguaje claro. La valoración de los ítems se
realizó mediante escala ordinal de 3 puntos,
donde 1 corresponde a “siempre”, 2 a “a veces”
y 3 a “nunca”, con conversión de logro: 70-100
puntos corresponde a nivel alto, 50-69 a nivel
medio y 0-49 a nivel bajo.
En cuanto al procedimiento de la investigación,
este se desarrolló de manera sistemática: en
primera instancia, se identificó la problemática
en el contexto educativo de la institución;
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seguidamente, se formuló el tema bajo los
epígrafes investigativos y, con esa premisa, se
identificaron las variables y se elaboró el
planteamiento del problema en los niveles
macro, meso y micro. De manera paralela, se
construyó el marco teórico incorporando las
teorías sustantivas relacionadas con ambas
variables. Finalmente, se describió la
metodología, haciendo énfasis en el
instrumento, cuyos datos serán procesados
mediante el software Excel, utilizando
estadística descriptiva, lo que permite analizar
directamente los resultados y elaborar
conclusiones basadas en los porcentajes
obtenidos. Finalmente, los aspectos éticos,
según Manzaba et al. (2024), es fundamental
proteger la confidencialidad de la información y
asegurar un trato justo y equitativo hacia los
estudiantes, evitando cualquier tipo de daño,
discriminación o alteración de los resultados.
Para este estudio, se obtuvo el consentimiento
informado de los participantes y sus
representantes, asegurando la voluntariedad de
la participación.
Resultados y Discusión.
Tabla 1. Influencia de la estimulación visual y
táctil en la coordinación óculo-manual
Ítem
Siempre
(alto)
N
A veces
(medio)
N
Nunca
(bajo)
1
72%
18
20%
5
8%
2
68%
17
24%
6
8%
3
76%
19
16%
4
8%
4
80%
20
12%
3
8%
5
72%
18
24%
6
4%
6
84%
21
12%
3
4%
Total
75.3%
18.0%
6.7%
Fuente: elaboración propia
En la tabla 1 se observa que la mayoría de los
estudiantes presentan una alta influencia de la
estimulación visual y táctil en su coordinación
óculo-manual, con un promedio del 75.3% en el
nivel “siempre (alto)”. Este resultado refleja que
la combinación de estímulos visuales y táctiles
favorece significativamente el desarrollo de las
habilidades motrices finas, necesarias para la
ejecución de tareas que requieren precisión,
como la escritura, el dibujo o el uso de
herramientas. Los porcentajes medios y bajos
(18.0% y 6.7%, respectivamente) confirman
que solo una minoría de los estudiantes no
manifiesta una respuesta constante ante estos
estímulos, lo cual sugiere la importancia de
incorporar estrategias sensoriales en los
procesos de enseñanza-aprendizaje. Según
Castro (2024), el desarrollo cognitivo infantil se
construye a partir de la interacción activa del
niño con su entorno, donde la percepción visual
y el tacto cumplen un papel fundamental en la
adquisición de la coordinación motriz. Desde
esta perspectiva, la estimulación sensorial
permite que los estudiantes integren la
información de manera más eficaz,
consolidando los esquemas motores y
perceptivos necesarios para una adecuada
coordinación óculo-manual.
Por su parte Cárdenas (2024), destaca la
influencia del entorno social y las experiencias
prácticas en el desarrollo de las funciones
psicológicas superiores. En este sentido, la
estimulación visual y táctil, mediada por la
interacción educativa, actúa como una
herramienta de andamiaje que potencia las
habilidades coordinativas, especialmente
cuando el docente orienta actividades
manipulativas que promueven la observación,
la exploración y la acción conjunta. De acuerdo
con Alva (2020), dentro de su teoría de las
inteligencias múltiples, la inteligencia corporal-
kinestésica se fortalece mediante experiencias
sensoriales que implican el uso coordinado del
cuerpo y los sentidos. La estimulación visual y
táctil, por tanto, contribuye a desarrollar esta
forma de inteligencia, facilitando la conexión
entre la percepción sensorial y la ejecución
motora, elementos esenciales en la
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coordinación óculo-manual. Finalmente,
Guaranda (2023), sostiene que el aprendizaje
significativo en la infancia se logra a través de
la manipulación y la experimentación con
materiales sensoriales. Su enfoque pedagógico
enfatiza que la educación debe basarse en la
estimulación multisensorial, lo cual coincide
con los resultados del cuadro: los estudiantes
que participan activamente en experiencias
visuales y táctiles muestran un mayor dominio
en la coordinación de sus movimientos,
confirmando la eficacia de este tipo de
estímulos en el desarrollo integral.
Tabla 2.- Efecto de la estimulación sensorial
auditiva y olfativa en la coordinación gestual
Ítem
Siempre
(alto)
n
A veces
(medio)
n
Nunca
(bajo)
n
7
64%
16
28%
7
8%
2
8
68%
17
24%
6
8%
2
9
72%
18
20%
5
8%
2
10
68%
17
28%
7
4%
1
11
60%
15
32%
8
8%
2
12
76%
19
20%
5
4%
1
Total
68.0%
25.3%
6.7%
Fuente: elaboración propia
En la tabla 2 se evidencia que la estimulación
sensorial auditiva y olfativa ejerce una
influencia significativa en la coordinación
gestual de los estudiantes, alcanzando un
promedio alto del 68.0% en el nivel “siempre”.
Esto indica que los estímulos provenientes del
oído y el olfato contribuyen positivamente al
control y precisión de los movimientos
corporales expresivos, facilitando una mejor
comunicación no verbal y sincronización
motriz. Los porcentajes medios (25.3%) y bajos
(6.7%) reflejan que, aunque la mayoría de los
estudiantes responde favorablemente a los
estímulos sensoriales, aún existen casos en los
que la respuesta gestual no se desarrolla de
forma constante, posiblemente debido a
diferencias individuales en la percepción
sensorial o en la experiencia previa con
actividades auditivo-olfativas. Según Álvarez
(2024), el desarrollo de la coordinación motriz
está estrechamente vinculado a la capacidad de
los sentidos para captar y procesar información
del entorno. En este contexto, los estímulos
auditivos y olfativos permiten al individuo
afinar su percepción temporal y espacial, lo que
repercute directamente en la ejecución de gestos
coordinados. Así, el aprendizaje sensoriomotor
se consolida a través de experiencias que
integran los diferentes canales sensoriales. Por
su parte Mera (2021), sostiene que el
aprendizaje y el desarrollo están mediados por
el lenguaje y las interacciones sociales. La
estimulación auditiva, al involucrar la
percepción de sonidos, ritmos y tonos, actúa
como mediadora en la expresión corporal y
gestual del estudiante. De igual modo, los
olores, aunque menos estudiados, influyen en
los estados emocionales y en la disposición del
cuerpo, facilitando o limitando la expresividad
gestual dependiendo de la naturaleza del
estímulo.
Desde la perspectiva de Rodríguez (2020), la
inteligencia musical y la inteligencia corporal-
kinestésica se relacionan estrechamente, ya que
ambas dependen de la capacidad del individuo
para interpretar estímulos auditivos y
transformarlos en movimientos coordinados.
En este sentido, la estimulación sensorial
auditiva favorece la sincronización y el ritmo de
los gestos, mientras que la estimulación olfativa
puede potenciar la conexión emocional,
generando respuestas corporales más
espontáneas y expresivas. Finalmente, Pérez
(2021), afirma que el aprendizaje integral debe
implicar todos los sentidos, no solo la vista y el
tacto. Para ella, el desarrollo de la percepción
auditiva y olfativa en los entornos educativos
estimula la atención, la memoria y la expresión
corporal del niño. Esto coincide con los
resultados del cuadro, donde se observa que la
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integración de estos estímulos sensoriales
potencia la coordinación gestual, promoviendo
un aprendizaje más armónico, dinámico y
sensorialmente enriquecido.
Tabla 3. Contribución de la estimulación
sensorial gustativa al desarrollo de la
coordinación fonética.
Ítem
Siempre
(alto)
n
A veces
(medio)
n
Nunca
(bajo)
n
13
60%
15
32%
8
8%
2
14
64%
16
28%
7
8%
2
15
72%
18
24%
6
4%
1
16
68%
17
24%
6
8%
2
17
76%
19
20%
5
4%
1
18
80%
20
16%
4
4%
1
Total
70.0%
23.3%
6.7%
Fuente: elaboración propia
En la tabla 3 se observa que la estimulación
sensorial gustativa tiene una incidencia
significativa en el desarrollo de la coordinación
fonética de los estudiantes, con un promedio
alto del 70.0% en el nivel “siempre”. Esto
indica que los estímulos gustativos influyen
favorablemente en el control y precisión de los
movimientos orofaciales implicados en la
articulación del habla. Los resultados medios
(23.3%) y bajos (6.7%) reflejan que, si bien la
mayoría de los estudiantes responde
positivamente a este tipo de estimulación, aún
existen diferencias individuales relacionadas
con la sensibilidad gustativa y la capacidad de
respuesta motriz oral. En conjunto, los datos
sugieren que la integración del gusto en
actividades pedagógicas puede fortalecer la
conciencia y coordinación fonética,
contribuyendo al desarrollo comunicativo
integral. Según Rosales (2023), el aprendizaje
sensoriomotor se consolida mediante la
exploración activa del entorno a través de los
sentidos. En este contexto, el gusto no solo
cumple una función biológica, sino también una
función cognitiva y perceptiva, al estimular los
músculos orales y generar experiencias que
mejoran el control motriz de la lengua, los
labios y el paladar, elementos esenciales para la
producción fonética. De este modo, la
estimulación gustativa se convierte en un medio
para afianzar la coordinación motora fina del
aparato fonador.
De acuerdo con Alberto (2020), el lenguaje se
desarrolla mediante la interacción social y la
mediación de experiencias significativas. La
estimulación gustativa, al implicar sensaciones
y emociones, puede potenciar la motivación y la
atención del estudiante, factores clave para
mejorar la pronunciación y articulación de
sonidos. Así, el entorno educativo que
promueve experiencias multisensoriales,
incluyendo el gusto, favorece la adquisición del
lenguaje oral a través de una participación más
activa y consciente del cuerpo. Por su parte
Méndez (2021), plantea que la inteligencia
lingüística está vinculada con la capacidad de
articular y comprender los sonidos del lenguaje.
Desde su teoría de las inteligencias múltiples, la
integración sensorial, incluyendo la gustativa,
puede fortalecer la expresión verbal al activar
diversas áreas cognitivas relacionadas con la
percepción y la motricidad. La estimulación
gustativa estimula la atención y la memoria
sensorial, generando una base sólida para el
control articulatorio y fonético. Finalmente,
Sánchez (2022), sostiene que el aprendizaje
integral debe involucrar la totalidad de los
sentidos para lograr una educación
verdaderamente formativa. En su enfoque, las
experiencias gustativas estimulan no solo la
percepción, sino también la autoconciencia
corporal y la regulación motriz. Los resultados
del cuadro confirman esta visión, demostrando
que la estimulación gustativa contribuye de
manera significativa al desarrollo de la
coordinación fonética, al facilitar una conexión
más consciente entre la sensación oral y la
producción verbal.
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Conclusiones
En el desarrollo de la investigación se
comprobó que la estimulación sensorial visual,
táctil, auditiva, olfativa y gustativa tiene una
influencia directa y significativa en el
fortalecimiento de las distintas formas de
coordinación motriz y comunicativa de los
estudiantes. Los resultados obtenidos en las tres
tablas demuestran que los sentidos, al ser
estimulados de manera planificada, contribuyen
al desarrollo integral del individuo,
favoreciendo tanto las habilidades motoras finas
como las capacidades expresivas y fonéticas. En
primer lugar, se concluye que la estimulación
visual y táctil incide positivamente en la
coordinación óculo-manual, alcanzando un
nivel alto del 75.3%. Esto confirma que la
combinación de la percepción visual y la
experiencia ctil permite un mejor control y
precisión de los movimientos, fundamentales
para el aprendizaje práctico y la ejecución de
tareas que requieren destreza manual. En
segundo lugar, la estimulación auditiva y
olfativa mostró un efecto relevante en la
coordinación gestual, con un nivel alto del
68.0%. Estos resultados evidencian que los
estímulos sensoriales no solo fortalecen la
percepción, sino también la expresión corporal
y la sincronización del movimiento con el
entorno, promoviendo una comunicación no
verbal más fluida y natural. Finalmente, se
determinó que la estimulación gustativa
contribuye de forma significativa al desarrollo
de la coordinación fonética, con un promedio
alto del 70.0%. Esto demuestra que el gusto,
además de su función biológica, cumple un
papel importante en la motricidad oral,
facilitando el control articulatorio y la
pronunciación correcta de los sonidos del habla.
En síntesis, la investigación confirma que la
estimulación sensorial integral es una estrategia
eficaz para el desarrollo coordinativo y
comunicativo de los estudiantes. Al involucrar
todos los sentidos en el proceso de enseñanza-
aprendizaje, se fomenta una formación más
completa, activa y significativa, donde el
cuerpo y la mente trabajan de manera conjunta
para potenciar las capacidades cognitivas,
motrices y expresivas.
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