Ciencia y Educación
(L-ISSN: 2790-8402 E-ISSN: 2707-3378)
Vol. 6 No. 12
Diciembre del 2025
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OBTENCIÓN DE COMBUSTIBLE A PARTIR DE RESIDUOS PLÁSTICOS PET
MEDIANTE PIRÓLISIS CON DIFERENTES MÉTODOS DE COMBUSTIÓN
OBTAINING FUEL FROM PET PLASTIC WASTE BY PYROLYSIS WITH DIFFERENT
COMBUSTION METHODS
Autores: ¹Alexsander Alexis Vargas Mamani, ²Fabiola Del Rocío Apaza Paredes y ³Jeanfranco
Alfredo Ibarra Kocfú.
¹ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-4207-3000
²ORCID ID: https://orcid.org/0009-0003-3829-7655
3
ORCID ID:
https://orcid.org/0000-0003-2122-2609
¹E-mail de contacto: aavargasm@unjbg.edu.pe
²E-mail de contacto: fdapazap@unjbg.edu.pe
³E-mail de contacto: jibarrak@unjbg.edu.pe
Afiliación: ¹*²*³*Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann, (Perú).
Artículo recibido: 26 de Noviembre del 2025
Artículo revisado: 29 de Noviembre del 2025
Artículo aprobado: 2 de Diciembre de 2025
¹Estudiante de la carrera profesional de Ingeniera Ambiental de la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann, (Perú).
²Estudiante de la carrera profesional de Ingeniera Ambiental de la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann, (Perú).
³Catedrático de la carrera profesional de Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann, (Perú).
Resumen
En el presente artículo se aborda la
problemática ambiental generada por la
acumulación de residuos plásticos,
especialmente los derivados del tereftalato de
polietileno (PET), ampliamente utilizados en la
industria del envasado. Se destaca que, a nivel
mundial y en países como Perú, la generación
de basura plástica es significativa y en gran
parte no se recicla adecuadamente,
contribuyendo a la contaminación de suelos,
ríos y océanos. Como solución, se plantea el
proceso de pirólisis, un método térmico que
descompone los plásticos en ausencia de
oxígeno para obtener productos como
biocombustibles, gases y cenizas. La
investigación tiene como objetivo evaluar la
eficiencia del proceso de pirólisis de residuos
plásticos PET en la producción de combustible.
Para ello, se construyó un reactor casero con
una olla a presión y un sistema de condensación
que permite recuperar los líquidos y gases
generados. Los resultados obtenidos fueron que
la combustión a base de leña que tuvo una
temperatura de 550 °C, generó 20 ml como
máximo en un tiempo de 60 minutos, por otro
lado, la combustión a base de gas que tuvo una
temperatura de 420 °C género 15 ml en el
mismo tiempo y la combustión a base de cocina
eléctrica que tuvo una temperatura 300 °C
género 8 ml de combustible. Para analizar los
resultados se utilizó un diseño estadístico
completamente al azar que evalúa el impacto de
dos variables, como el tipo de combustión que
produjo cierta temperatura (°C) y el tiempo del
proceso (minutos).
Palabras clave: Pirólisis, Reactor, Plástico,
Tereftalato de polietileno, Temperatura.
Abstract
This article addresses the environmental
problems generated by the accumulation of
plastic waste, especially those derived from
polyethylene terephthalate (PET), widely used
in the packaging industry. It highlights that,
globally and in countries like Peru, the
generation of plastic waste is significant, and
much of it is not properly recycled,
contributing to the pollution of soils, rivers, and
oceans. As a solution, we propose the pyrolysis
process, a thermal method that decomposes
plastics in the absence of oxygen to obtain
products such as biofuels, gases, and ash. The
research aims to evaluate the efficiency of the
PET plastic waste pyrolysis process in fuel
production. To this end, a homemade reactor
was built with a pressure cooker and a
condensation system that allows the recovery
of the generated liquids and gases. The results
obtained were that the wood-based combustion
that had a temperature of 550 ° C, generated 20
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ml maximum in a time of 60 minutes, on the
other hand, the gas-based combustion that had
a temperature of 420 ° C generated 15 ml in the
same time and the electric stove-based
combustion that had a temperature of 300 ° C
generated 8 ml of fuel. To analyze the results,
a completely randomized statistical design was
used that evaluates the impact of two variables,
such as the type of combustion that produced a
certain temperature (° C) and the process time
(minutes).
Keywords: Pyrolysis, Reactor, Plastic,
Polyethylene terephthalate, Temperature.
Sumário
Este artigo aborda os problemas ambientais
gerados pelo acúmulo de resíduos plásticos,
especialmente aqueles derivados do polietileno
tereftalato (PET), amplamente utilizado na
indústria de embalagens. Destaca que,
globalmente e em países como o Peru, a geração
de resíduos plásticos é significativa, e grande
parte deles não é reciclada adequadamente,
contribuindo para a poluição de solos, rios e
oceanos. Como solução, propomos o processo
de pirólise, um método térmico que decompõe
plásticos na ausência de oxigênio para obter
produtos como biocombustíveis, gases e cinzas.
A pesquisa visa avaliar a eficiência do processo
de pirólise de resíduos plásticos PET na
produção de combustível. Para tanto, foi
construído um reator caseiro com uma panela de
pressão e um sistema de condensação que
permite a recuperação dos líquidos e gases
gerados. Os resultados obtidos foram que a
combustão a lenha, com temperatura de 550 °C,
gerou no máximo 20 ml em um tempo de 60
minutos; por outro lado, a combustão a gás, com
temperatura de 420 °C, gerou 15 ml no mesmo
tempo, e a combustão em fogão elétrico, com
temperatura de 300 °C, gerou 8 ml de
combustível. Para analisar os resultados,
utilizou-se um delineamento estatístico
inteiramente casualizado, que avalia o impacto
de duas variáveis, como o tipo de combustão
que produziu uma determinada temperatura
(°C) e o tempo do processo (minutos).
Palavras-chave: Pirólise, Reator, Plástico,
Tereftalato de polietileno, Temperatura.
Introducción
El plástico desempeña un papel fundamental en
la vida diaria y se encuentra presente en casi
todas las industrias, desde el envasado de
alimentos hasta la fabricación de productos de
higiene, medicina, electrónica y construcción,
consolidándose como uno de los materiales más
versátiles y demandados en el mundo
contemporáneo (Costales, 2024). Sin embargo,
esta creciente dependencia de materiales
plásticos, especialmente de aquellos de tipo no
biodegradable, ha generado una acumulación
progresiva de residuos que sobrepasan la
capacidad de gestión de los sistemas de
tratamiento y reciclaje. En 2019, la producción
mundial de residuos plásticos alcanzó los 353
millones de toneladas métricas, situando al
tereftalato de polietileno (PET) como uno de los
polímeros más ampliamente utilizados y, en
consecuencia, uno de los principales
contaminantes cuando no recibe un tratamiento
adecuado (Barrientos et al., 2024). Este
polímero se caracteriza por su alta resistencia
mecánica, bajo costo, estabilidad térmica y
facilidad de moldeo, cualidades que han
impulsado su uso masivo en botellas, envases,
fibras textiles y películas plásticas; sin embargo,
estas mismas propiedades dificultan su
degradación en el ambiente, prolongando su
permanencia durante cientos de años
(Granados, 2025).
La acumulación de residuos plásticos,
especialmente PET, se ha convertido en una
problemática global que afecta ecosistemas
terrestres y acuáticos. Estudios internacionales
han evidenciado que, tras su uso, gran parte de
los plásticos terminan en vertederos, mares y
ríos, donde se fragmentan en microplásticos
capaces de ingresar a la cadena alimentaria y de
generar efectos tóxicos en seres vivos, incluidos
los humanos. Según Dhaka et al. (2022), la
persistencia del PET se relaciona con su
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estructura química, compuesta por enlaces éster
altamente estables que requieren de condiciones
extremas para descomponerse. La situación se
agrava por los bajos índices de reciclaje: se
estima que solo un 9 % de todo el plástico
producido históricamente ha sido reciclado,
mientras que el resto es incinerado o permanece
acumulado en el ambiente. Esto refleja una
crisis ambiental que exige la búsqueda de
nuevas alternativas tecnológicas para el
tratamiento y valorización de residuos. En el
contexto asiático, particularmente en países
como Corea del Sur, China, India y Australia, la
demanda de PET continúa en ascenso, pero los
procesos de recuperación siguen siendo
insuficientes, alcanzando apenas un 42 % de
reciclaje, mientras que el 38 % se destina a
vertederos y el 20 % a incineración, prácticas
que contribuyen directamente a la
contaminación del aire, agua y suelo. Esta
problemática no es ajena a América Latina: en
Perú, por ejemplo, se consumen
aproximadamente 950 mil toneladas de plástico
cada año, de las cuales solo un 10 % es reciclado
adecuadamente (MINAM, 2024).
En Lima Metropolitana y Callao se generan
diariamente más de 886 toneladas de basura
plástica, y una proporción considerable termina
en cuerpos de agua o en botaderos informales.
A escala nacional, cada peruano utiliza
alrededor de 6,000 bolsas plásticas anuales,
evidenciando una cultura de consumo que
incrementa la huella ecológica del país. Esta
situación también se manifiesta a nivel local: en
la ciudad de Tacna se producen cerca de 230
toneladas de residuos sólidos por día, muchos
de ellos plásticos que son dispuestos en el
Botadero Alto Intiorko, un espacio que abarca
24 hectáreas y que genera impactos ambientales
significativos, como la degradación del paisaje,
la emisión de gases y la contaminación de
suelos (Moreno, 2019; MINAM, 2020). Ante
este escenario, se hace imprescindible explorar
alternativas tecnológicas que permitan
transformar residuos plásticos en recursos
aprovechables. Una de estas alternativas es la
pirólisis, proceso termoquímico que consiste en
la descomposición de polímeros en ausencia de
oxígeno o en condiciones de oxígeno limitado,
generando productos sólidos, líquidos y
gaseosos según la temperatura, presión y tiempo
de exposición. Por lo general, este proceso
opera en rangos térmicos entre 400 °C y 900 °C,
donde la estructura del PET comienza a
romperse, liberando compuestos que pueden
condensarse para formar combustibles líquidos
o gasificarse para producir energía térmica. La
versatilidad de la pirólisis permite convertir un
residuo altamente contaminante en
combustibles sintéticos con valor energético,
reduciendo no solo el impacto ambiental sino
también la dependencia de fuentes tradicionales
de energía. Además, la pirólisis puede
implementarse a pequeña escala mediante
reactores artesanales, lo cual la convierte en una
estrategia accesible para comunidades con
recursos limitados y con alta producción de
residuos plásticos.
Si bien existen procesos industriales avanzados
para la conversión termoquímica del PET, la
investigación experimental a nivel local resulta
fundamental para determinar la viabilidad de
construcciones caseras que permitan replicar el
proceso de manera flexible y económica. En
este sentido, el estudio se enfoca en evaluar la
eficiencia de un reactor artesanal basado en una
olla a presión modificada, sometida a diferentes
métodos de combustión, para determinar cómo
la temperatura influye en la producción de
combustible líquido. La calidad y cantidad del
producto obtenido dependen de parámetros
estructurales del reactor, de la conductividad
térmica, del sistema de refrigeración y de la
estabilidad del método de combustión, por lo
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que analizar estas variables resulta clave para
comprender el comportamiento del PET durante
su descomposición. Por consiguiente, la
presente investigación se plantea como objetivo
evaluar la eficiencia del proceso de pirólisis del
tereftalato de polietileno para la obtención de
combustible, considerando diferentes tipos de
combustión que generan temperaturas variables
y evaluando su impacto en la cantidad de
combustible producido. Este estudio no solo
busca generar conocimiento científico
aplicable, sino también contribuir al desarrollo
de alternativas sostenibles para la gestión de
residuos plásticos en contextos locales y
regionales, enfatizando la importancia de la
innovación tecnológica y la economía circular
como pilares para mitigar la crisis ambiental
asociada al PET.
Materiales y Métodos
La investigación se desarrolló bajo un enfoque
cuantitativo de tipo aplicado, orientado a
evaluar experimentalmente la eficiencia del
proceso de pirólisis del tereftalato de polietileno
(PET) para la obtención de combustible a partir
de residuos plásticos. Con el propósito de
analizar de manera objetiva la influencia de dos
factores determinantes; la temperatura generada
por el tipo de combustión y el tiempo de
exposición, se implementó un diseño
completamente aleatorizado (DCA). Este
diseño estadístico permitió comparar los
tratamientos de manera independiente y
determinar si existían diferencias significativas
en el rendimiento de combustible producido
bajo las condiciones evaluadas. Para el análisis
estadístico se empleó el software Statgraphics,
que posibilitó la generación de tablas ANOVA,
gráficos comparativos de medias e intervalos de
confianza, garantizando una interpretación
precisa y validada de los resultados
experimentales. El material principal utilizado
fue plástico PET proveniente de botellas
recicladas, recolectadas con fines
experimentales, asegurando una disponibilidad
homogénea del material para evitar variaciones
debidas a diferencias en el origen o el grado de
degradación del polímero. Se utilizó un total de
5 kg de PET triturado para cada tratamiento, lo
que permitió mantener un volumen constante de
materia prima en las tres pruebas realizadas.
Antes de ser procesado, el PET fue limpiado,
secado y cortado en pequeñas piezas para
facilitar su degradación térmica y asegurar un
calentamiento uniforme dentro del reactor. Este
procedimiento de preparación previa es
fundamental, dado que residuos de líquidos o
etiquetas pueden alterar el proceso
termoquímico.
Para llevar a cabo la pirólisis, se diseñaron y
construyeron tres reactores artesanales con
características idénticas, uno destinado a cada
tipo de combustión: gas, leña y cocina eléctrica.
La base del reactor consistió en una olla a
presión de aluminio con capacidad para 5 litros,
seleccionada por su resistencia a altas
temperaturas y su cierre hermético,
indispensable para evitar el ingreso de oxígeno
durante el proceso. En la parte superior de la
olla se soldó un tubo de cobre de
aproximadamente medio metro de longitud y un
diámetro adecuado para permitir el flujo
controlado de vapores generados durante la
descomposición térmica del PET. Este tubo fue
conectado mediante una manguera de gas de
medio metro, cuyo uso permitió una unión
flexible y segura, minimizando posibles fugas
que pudieran afectar el rendimiento o
comprometer la seguridad del procedimiento.
El sistema de condensación se diseñó para
permitir la recuperación del combustible líquido
y de los gases condensables. Para ello, el
extremo del tubo de cobre fue introducido en un
frasco de vidrio resistente al calor, el cual se
llenó con agua y hielo para funcionar como un
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condensador rudimentario. Este sistema facilitó
la rápida disminución de la temperatura de los
vapores, provocando su transición de fase y su
recolección en forma de aceite pirolítico. El uso
de un condensador simple permitió reproducir
un proceso de pirólisis accesible en contextos
con recursos limitados, aunque manteniendo
principios semejantes a los sistemas industriales
que emplean intercambiadores de calor o
condensadores metálicos de alta eficiencia. El
proceso experimental consistió en someter los 5
kg de PET, previamente preparados, a cada tipo
de combustión durante un tiempo fijo de 60
minutos. Para el tratamiento con combustión a
leña se alcanzaron temperaturas aproximadas de
550 °C, mientras que la combustión a gas
produjo temperaturas de alrededor de 420 °C, y
la cocina eléctrica generó cerca de 300 °C. Estas
temperaturas fueron monitoreadas mediante un
termómetro externo de contacto, permitiendo
asegurar que los niveles térmicos se
mantuvieran dentro del rango establecido para
cada tratamiento. La elección de estos tres
métodos de combustión respondió a la
necesidad de comparar condiciones térmicas
distintas y accesibles, ya que representan
fuentes de energía comúnmente disponibles en
entornos domésticos y rurales.
Durante cada ensayo, se controlaron variables
como la posición del reactor respecto a la fuente
de calor, la estabilidad de la combustión y la
continuidad del proceso, para evitar
fluctuaciones bruscas de temperatura que
pudieran alterar la despolimerización del PET.
Una vez finalizados los 60 minutos de pirólisis,
se procedió a medir el volumen de combustible
obtenido mediante cilindros graduados,
registrando tres repeticiones por cada
tratamiento para garantizar confiabilidad
estadística. Estos datos constituyeron la base
para el análisis en Statgraphics, permitiendo
evaluar las diferencias entre las medias y
determinar si la variación observada entre los
métodos respondía a efectos reales del
tratamiento o a variación aleatoria. En conjunto,
la metodología permitió desarrollar un
procedimiento experimental controlado y
replicable, en el que cada una de las etapas;
preparación del material, construcción del
reactor, ejecución del proceso térmico y análisis
estadístico, fue estructurada para obtener
resultados precisos y comparables, aportando
evidencia sobre el comportamiento del PET
bajo diferentes condiciones de pirólisis.
Resultados y Discusión
Los resultados obtenidos muestran variaciones
notorias en la cantidad de combustible líquido
generada a partir de 5 kg de residuos plásticos
mediante tres métodos de combustión: leña a
550 °C (Combustión 1), gas a 420 °C
(Combustión 2) y cocina eléctrica a 300 °C
(Combustión 3) durante 60 minutos. Los
valores registrados evidencian que el método de
combustión con mayor temperatura (leña)
produce consistentemente un rendimiento
superior frente a los métodos basados en gas y
electricidad. En la combustión 1, los valores
obtenidos (20, 19 y 19 ml) se mantienen
agrupados, lo que refleja una mayor estabilidad
térmica y un proceso de pirólisis más eficiente,
permitiendo una mayor despolimerización del
plástico y, por ende, una mayor cantidad de
hidrocarburos condensables. Este
comportamiento contrasta con la combustión 2,
cuyo rango de 15 a 12 ml sugiere una eficiencia
intermedia influida por la menor temperatura
del proceso, lo que ralentiza las reacciones
endotérmicas asociadas a la ruptura de cadenas
poliméricas. Finalmente, la combustión 3
presenta los valores más bajos (8, 6 y 5 ml),
demostrando que la energía suministrada por la
cocina eléctrica es insuficiente para alcanzar un
rendimiento óptimo cuando se trabaja con
residuos plásticos de alta densidad energética.
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Al comparar la dispersión de los datos, se
observa que la combustión 1 posee baja
variabilidad, lo que indica un proceso más
controlado y un comportamiento homogéneo
del plástico bajo condiciones térmicas elevadas.
Por el contrario, la combustión 3 presenta
mayor variabilidad relativa; esto puede
atribuirse a fluctuaciones en la estabilidad
térmica y a la incapacidad de mantener una
temperatura constante cercana al punto óptimo
de pirólisis (400500 °C). Además, el método
eléctrico presenta una transferencia de calor
más lenta y menos envolvente, reduciendo la
conversión térmica efectiva. Esto confirma que
la temperatura es un factor crítico en la
producción de combustible líquido, ya que la
pirólisis requiere niveles energéticos
suficientemente altos para romper enlaces
carbono-carbono presentes en el polietileno
(PE) y polipropileno (PP), principales
componentes de los residuos plásticos
domésticos (ver tabla 1):
Tabla 1. Cantidad de combustible (ml) obtenido
con diferentes tipos de combustión
Combustión
Tiempo
(min)
Cantidad de
combustible (ml)
1
60
20
1
60
19
1
60
19
2
60
15
2
60
13
2
60
12
3
60
8
3
60
6
3
60
5
Fuente: elaboración propia
Seguidamente, el análisis ANOVA proporciona
evidencia estadística de que las diferencias
observadas no son producto del azar. Debido a
que el valor-P de la prueba F es menor que 0.05,
se determina la existencia de diferencias
estadísticamente significativas entre las medias
de producción de combustible de los tres tipos
de combustión con un nivel de confianza del 95
%. Esto implica que al menos uno de los
métodos supera de manera sistemática a los
otros en términos de rendimiento. En términos
prácticos, este resultado respalda que el
incremento de temperatura en el proceso mejora
considerablemente la eficiencia de pirólisis, lo
cual concuerda con estudios previos que
señalan temperaturas superiores a 500 °C como
óptimas para maximizar la producción de
combustibles líquidos derivados de plásticos.
Asimismo, la evidencia estadística sugiere que
las condiciones operativas influyen
directamente en la cinética de ruptura térmica.
El método de gas (combustión 2), aunque más
eficiente que la combustión eléctrica, no
alcanza los valores producidos por la
combustión con leña debido a la diferencia de
130 °C entre ambos procesos. Esto muestra que
el rango térmico intermedio favorece una
degradación parcial del plástico, generando
menores volúmenes de condensado. La
combustión eléctrica obtiene los valores más
reducidos, lo que confirma que temperaturas
por debajo de 350 °C generan una conversión
incompleta, predominando residuos carbonosos
y fracciones gaseosas no condensables. En
consecuencia, los datos respaldan la pertinencia
de utilizar fuentes térmicas capaces de sostener
temperaturas elevadas para garantizar un
proceso continuo, estable y con mejores
parámetros de eficiencia energética.
Finalmente, este conjunto de resultados permite
afirmar que las diferencias entre los métodos de
combustión no solo son cuantitativas sino
también cualitativas, afectando directamente la
composición del combustible producido, su
viscosidad y rendimiento energético potencial.
La confirmación estadística obtenida mediante
ANOVA valida la hipótesis de que la
temperatura es el factor determinante en la
producción de combustibles líquidos derivados
de la pirólisis de residuos plásticos. Este
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hallazgo es clave para futuras
implementaciones a escala piloto o industrial,
donde la selección del método de
calentamiento, la estabilidad térmica y el
control del proceso serán fundamentales para
maximizar la recuperación de energía y reducir
el impacto ambiental de los residuos plásticos.
(ver tabla 2):
Tabla 2. ANOVA para cantidad de combustible
por tipo de combustión
Fuen
te
Suma de
Cuadrad
os
G
L
Cuadra
do
medio
Valo
r-P
Entre
grupo
s
254.0
2
127.0
0.000
1
Intra
grupo
s
10.0
6
1.66667
Total
(Corr.
)
264.0
8
Fuente: elaboración propia
El gráfico presentado evidencia de manera clara
que el método de combustión basado en leña a
550 °C es el que genera la mayor cantidad de
combustible líquido a partir de 5 kg de residuos
plásticos procesados durante 60 minutos. Esta
superioridad en el rendimiento se refleja en
medias claramente diferenciadas y en intervalos
de confianza del 95% calculados mediante el
método Tukey HSD, los cuales no se
superponen con los intervalos de los otros
métodos, lo cual confirma estadísticamente que
el proceso térmico de mayor temperatura
produce resultados significativamente
superiores. El método intermedio,
correspondiente al uso de gas a 420 °C, presenta
una media más baja pero aún consistente,
ubicándose en segundo lugar en términos de
producción. Finalmente, el método de cocina
eléctrica a 300 °C, que opera con la menor
energía suministrada, muestra los valores
promedio más bajos y la mayor variabilidad
relativa, confirmando que temperaturas por
debajo del umbral óptimo de pirólisis reducen
de manera notable la capacidad de conversión
térmica del plástico en fracciones líquidas
condensables. La disposición de los intervalos
de confianza evidencia que el proceso de
pirólisis no responde de forma lineal a
incrementos leves de temperatura, sino que
depende de la capacidad del sistema para
alcanzar y mantener rangos térmicos
suficientemente altos para inducir la ruptura
eficiente de las cadenas poliméricas. Por ello, la
diferencia entre 300 °C y 420 °C se hace
evidente en el rendimiento, pero la brecha entre
420 °C y 550 °C es aún mayor, confirmando que
el tramo superior del rango pirolítico produce
reacciones más profundas y sostenidas. Este
comportamiento coincide con fundamentos
termodinámicos y cinéticos que establecen que
la despolimerización del polietileno (PE),
polipropileno (PP) y tereftalato de polietileno
(PET) requiere superar barreras energéticas
específicas para maximizar la producción de
combustibles quidos frente a la formación de
gases o residuos carbonosos (ver figura 1):
Figura 1. Medias y 95.0% de Tukey HSD de la
obtención de combustible de diferentes métodos
de combustión
Estos resultados concuerdan con lo reportado
por Guillén y Osorio (2021), quienes, en su
revisión sistemática sobre la producción
pirolítica de combustibles derivados de residuos
plásticos, establecen que el rendimiento
depende de manera crítica de las condiciones de
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operación, especialmente la temperatura y el
tiempo de residencia. En su estudio, los autores
describen cómo rangos entre 200 y 900 °C,
aplicados durante 15 a 180 minutos, pueden
generar rendimientos que van desde 12,8 %
hasta 97 %, lo cual demuestra que la eficiencia
del proceso está estrechamente vinculada al
nivel energético suministrado al sistema. Esto
guarda una relación directa con el
comportamiento observado en la figura 1,
donde el método a 550 °C se acerca más a las
condiciones óptimas definidas en la literatura
para maximizar la generación de hidrocarburos
líquidos. Asimismo, lo expuesto por Angulo y
Torres (2023) respalda estos hallazgos al
documentar que la pirólisis de plásticos como
PET y PP suele realizarse alrededor de los 400
°C, temperatura en la cual se logra una
despolimerización efectiva que permite obtener
combustible líquido de manera controlada. En
su investigación, se utilizó un reactor de
pirólisis para someter los residuos plásticos a
condiciones térmicas específicas, confirmando
que la estabilidad térmica y el diseño del reactor
influyen directamente en la calidad del producto
final. Al comparar estos antecedentes con los
presentes resultados, se observa que los
métodos que operan por debajo del rango
óptimo tienden a producir menos combustible,
como ocurre en el caso de la cocina eléctrica a
300 °C, donde la energía aportada no es
suficiente para activar plenamente las
reacciones pirolíticas requeridas.
En conjunto, la figura 1 y los antecedentes
teóricos y experimentales convergen en una
conclusión sólida: la temperatura es el factor
determinante en la eficiencia de conversión
térmica de residuos plásticos en combustibles
líquidos. Los métodos que logran temperaturas
más altas y estables favorecen no solo mayores
rendimientos, sino también una distribución
más homogénea de los productos obtenidos, lo
cual se refleja en medias más elevadas,
intervalos de confianza más estrechos y
diferencias estadísticamente significativas entre
los tratamientos. Este comportamiento
confirma que la pirólisis, cuando se realiza en
condiciones adecuadas, constituye una
alternativa viable y eficiente para la
valorización energética de los residuos
plásticos.
Conclusiones
Los resultados permitieron concluir que el
proceso de pirólisis aplicado al tereftalato de
polietileno (PET) utilizando el reactor artesanal
construido demostró ser una alternativa
técnicamente viable para la obtención de
combustible quido, evidenciando que la
eficiencia del proceso depende directamente de
las condiciones térmicas generadas por cada
tipo de combustión. Se comprobó que las
variaciones en la temperatura influyen
significativamente en el rendimiento final, dado
que, a mayor energía térmica disponible, mayor
es la descomposición de las cadenas
poliméricas del PET y, por consiguiente, mayor
es la cantidad de hidrocarburos condensados en
forma de combustible. Este comportamiento
coincide con fundamentos teóricos del pirólisis
y con estudios previos que indican que el
rendimiento del proceso está estrechamente
relacionado con la estabilidad térmica del
material y con la energía requerida para romper
enlaces en los polímeros. Asimismo, se
estableció que la combustión mediante leña,
alcanzando 550 °C, fue la más eficiente entre las
probadas, logrando un máximo de 20 ml de
combustible en 60 minutos, lo cual supera a los
demás métodos en proporciones claras. Este
resultado refleja la importancia del nivel
térmico en la degradación del PET, pues
temperaturas bajas o insuficientes, como las
alcanzadas en la cocina eléctrica (300 °C), no
permiten una ruptura adecuada de las cadenas
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moleculares, produciendo solo 8 ml de
combustible en el mismo intervalo de tiempo.
La combustión a gas, con una temperatura
intermedia de 420 °C, generó 15 ml, lo que
confirma la relación proporcional entre
temperatura y rendimiento. Dichos hallazgos
respaldan estudios como los de Guillén y Osorio
(2021), quienes destacan que la producción
óptima de combustibles por pirólisis depende
directamente del rango térmico empleado.
Por otro lado, el análisis estadístico mediante un
diseño completamente al azar permitió verificar
que las diferencias en la cantidad de
combustible producido no se deben al azar, sino
al efecto real del tipo de combustión utilizado.
El valor-P altamente significativo (<0.05)
indicó que existe una diferencia
estadísticamente válida entre los métodos,
reforzando la conclusión de que la temperatura
es un factor determinante en la producción de
hidrocarburos líquidos. Esto evidencia que
incluso en un reactor artesanal, el control de
parámetros térmicos adquiere un papel
fundamental. El comportamiento consistente
entre réplicas sugiere que la técnica de pirólisis
aplicada podría optimizarse mediante ajustes en
los materiales del reactor, el sistema de
aislamiento térmico y la eficiencia del
condensador para maximizar la recuperación
del combustible. Finalmente, se concluye que la
pirólisis del PET representa un proceso de
valorización energética con potencial para
contribuir a la gestión sostenible de residuos
plásticos, especialmente en regiones donde la
acumulación de PET constituye un problema
socioambiental relevante. Si bien los
rendimientos obtenidos son modestos en
comparación con instalaciones industriales, la
investigación demuestra que incluso con
recursos limitados es posible transformar
residuos en fuentes de energía aprovechable.
Futuras investigaciones podrán ampliar el
tiempo de exposición, mejorar el diseño del
reactor, evaluar catalizadores que incrementen
el rendimiento y analizar la calidad
fisicoquímica del combustible obtenido. Todo
ello permitirá fortalecer la aplicabilidad del
proceso como alternativa de reciclaje avanzado
y producción de energía en contextos locales..
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Vargas Mamani, Fabiola Del Rocío Apaza Paredes
y Jeanfranco Alfredo Ibarra Kocfú.