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➢  Segundo  momento:  Se  ejecuta la  actividad 
de la familia con sus niñas y niños, orientada 
y estimulada por el ejecutor. 
➢  Momento  final:  Los  pequeños  juegan 
atendidos por una persona de la comunidad, 
la  ejecutora  valora  con  la  familia  las 
actividades  realizadas,  escucha  sus 
comentarios  y  opiniones  sobre  lo  que  más 
llamó la atención, qué les pareció o resultó 
más difícil, cómo hacerlo en el hogar y qué 
materiales  utilizar.  Es  en  este  momento 
donde se orientan las demás actividades que 
pudieran  complementar  y  enriquecer  su 
desarrollo,  las  cuales  deben  ser  realizadas 
durante la  semana;  se  realizan  charlas  con 
estos  procedimientos  para  preparar  a  la 
familia sobre otros aspectos importantes, por 
ejemplo:  el  cepillado  y  el  uso  de  los 
cubiertos. 
 
Es importante que en el trabajo con la familia se 
dominen las características de cada una de las 
modalidades  de  atención  por  vía  no 
institucional, lo que facilitará la orientación y/o 
reorientación de la familia, en correspondencia 
con los logros y dificultades que se presentan en 
el desarrollo de sus hijos. 
Desarrollo 
Particularidades  del  desarrollo  motor  de  las 
niñas y los niños en edad temprana.  
Para que el desarrollo motor de las niñas y los 
niños  de  1  a  3  años  sea  rápido  y  variado  es 
preciso  que  crezca  en  un  ambiente  que  le 
ofrezca  la  medida  adecuada  de  estímulos  de 
movimientos  y  posibilidades  de  reacción, 
además de educadores y padres comprensivos 
que  sepan  cómo  educar  el  sano  afán  de 
movimientos  y  actividades  de  las  niñas  y  los 
niños. 
A medida que la niña y el niño aprendan a andar 
derecho y hablar, su radio de acción se amplía 
considerablemente;  con  ello  aumenta  la 
cantidad y variedad de estímulos que influyen 
sobre ellos, al moverse en el mundo material y 
humano circundante,  con el  cual se enfrentan 
“accionando”. Su actividad de “exploración” se 
extiende ahora a todo el espacio disponible y a 
los objetos. 
En  condiciones  propicias  la  niña  y  el  niño 
alcanza hacia el final de la edad preescolar un 
estadio de desarrollo motor muy parecido al del 
adulto: se va apropiando de las formas básicas 
del movimiento: puede caminar, trepar, correr, 
saltar  y  domina  por  lo  general  estos 
movimientos con  buena coordinación, aunque 
en una forma que necesita ser perfeccionada. 
El  fuerte  afán  de  movimientos  se  manifiesta 
también en el hecho de que los movimientos no 
se  efectúan  con  brevedad  y  ahorro  como 
acostumbra  a  ocurrir  con  el  adulto:  los 
movimientos de las niñas y los niños presentan 
todo  un  derroche  de  movimientos  de 
acompañamiento,  que  es  superfluo  desde  el 
punto  de  vista  de  la  economía  de  ejecución. 
Además, muchos movimientos están dirigidos 
exactamente a un fin, todavía no se consigue un 
control funcional de los  movimientos, el cual 
habrá de ir adquiriendo paulatinamente. 
El  exceso  de  movimientos  se  explica 
fisiológicamente por  el  hecho  de dominar los 
procesos  de  excitación  por  encima  de  los 
procesos  reguladores  y  orientadores  de 
inhibición.  Poco  a  poco  la  niña  y  el  niño  va 
adquiriendo el equilibrio entre la excitación y la 
inhibición,  los  movimientos  superfluos  de 
acompañamiento  desaparecen  y  van 
desarrollándose  cada  vez  movimientos  más 
controlados y bien dirigidos. 
La  rapidez  del  desarrollo  motor  depende  del 
número de formas básicas de movimiento que 
se están adquiriendo. En el primer año de vida